Por David Uriarte /
Muchas familias pasarán las fiestas decembrinas juntas, pero no unidas.
Hay dos tipos de condiciones totalmente diferentes: estar juntos después de una separación temporal, o estar juntos, pero emocionalmente separados.
En la primera condición, -estar juntos después de una separación temporal-, implica saber o entender que es imposible la convivencia en pareja, pero los hijos son el mejor pretexto para el reencuentro familiar y social. Esta condición antepone el interés social de la familia al saber que, en el fondo, la relación de pareja está acabada.
En la segunda condición, -estar juntos, pero emocionalmente separados-, es la clásica postura familiar donde ante los ojos de los demás todo está bien, pero al cerrar la puerta, el infierno de la indiferencia se activa, o el frío de la soledad se apodera de los integrantes de la pareja, generando una condición de sufrimiento resiliente para los hijos que logran superar el calor y el frío, aprendiendo o incorporando la hostilidad como una forma de relación y convivencia.
Las llamadas, los mensajes y los recados de aquellas parejas separadas, se incrementan en estas fechas, aunque el perdón no es genuino, las promesas de cambio aparecen como moneda que intenta comprar compañía, la soledad afectiva es la misma, pero la compañía familiar y social, vende la imagen de personas funcionales, psicológicamente estables… La venta se hace a través de las redes sociales, donde se presume el amor eterno con frases trilladas y conocidas que no vale la pena repetir.
El preludio del infierno es la gloria ficticia o fantasiosa de una relación que sólo existe en la capacidad histriónica de ciertas personas.
Pasadas las fiestas decembrinas, el año nuevo trae más de lo mismo, rencores, frustraciones, corajes, depresiones, ansiedades, insomnios, desvelos, reclamos, agresiones, incluso violencia en cualquiera de sus expresiones, estar juntos es una cosa y estar unidos otra.
Los intentos por demostrar a los demás que, sí se puede vivir en pareja con armonía, representan las ganas de encontrar la fórmula mágica para soportar lo insoportable, o ser soportado por alguien que no se siente cómodo o feliz con nuestra compañía.
Hay familias unidas pero separadas… otras juntas, pero desunidas… Lo ideal es vivir juntos y unidos siempre, no solamente para la foto en redes sociales el fin de año.