Por David Uriarte /
Hay mucha inteligencia dispersa entre los y las aspirantes a ocupar puestos de gobierno y de representación tanto locales como nacionales.
Escuché a una candidata decir que la única guerra que hay que librar es la guerra contra la diabetes, esta es realmente una postura inteligente cuando en el mundo el 12 por ciento de la población padece diabetes tipo 1 y tipo 2.
Una mirada a la realidad que padecen los mexicanos, es una opción para resolver los problemas de fondo, que bueno que se invierte en investigación farmacéutica, aunque sería mejor invertir en la educación para la salud, en la prevención de ciertas enfermedades que mantienen condenados a la muerte prematura y a la calidad de vida disminuida de cientos de enfermos.
Ayer mismo leí en un periódico local, la postura y planteamiento de otro político sinaloense, en este caso la de Jesús Ibarra. Él propone invertir en la salud mental, tema que muy pocos políticos entienden y atienden.
La salud mental está detrás de las grandes catástrofes humanas, igual que detrás de las grandes aportaciones o descubrimientos científicos y tecnológicos. Sin salud mental, personas, parejas, familias y sociedad, están condenadas al infierno de la disfunción, la patología y la enfermedad que retrasa el crecimiento y desarrollo de cualquier pueblo.
Ojalá que la propuesta de Jesús Ibarra tenga eco en las políticas públicas, México y sus políticas en materia de salud pública, tienen en el abandono la salud mental, la ignorancia sigue galopando en las mentes de aquellos responsables de los programas preventivos, curativos y de rehabilitación de la salud mental.
De lo que no se han percatado los operadores de las políticas públicas en el nuevo régimen de gobierno, es que detrás del flagelo de la inseguridad se encuentran precisamente personas con una salud mental deteriorada… Se necesita estar enfermo de la mente para disparar un arma en contra de un semejante; se necesita tener índices de maldad muy altos para cometer las atrocidades que todos los días pasan en nuestro México; se necesita tener abandonados los programas de salud mental en las políticas públicas para tener el incremento galopante de tantas conductas sociopáticas.
Los deseos de cualquier ciudadano con salud mental, es que se ponga atención en las causas no en los efectos del cáncer social que se llama “violencia e inseguridad”.