David Uriarte /
La Universidad es la suma de voluntades y de formas de pensar diversas, la disidencia es la resultante de la democracia, no existe una ley o norma que direccione a la comunidad en un sólo sentido, por eso, no debe extrañar a nadie las muestras de confrontación o divergencia dentro y fuera de la universidad.
Sospechoso resultaría la conducta similar de propios y extraños, la nueva ley orgánica de la UAS, establece las formas y determina los tiempos para estructurar y operar la ruta rumbo al nuevo periodo del rectorado.
Lo cierto es que la cobija presupuestal de la UAS no alcanza a tapar todas las necesidades operativas y administrativas, sin embargo, eso no significa desatender los ejes prioritarios que la dan sentido a la institución educativa: alumnos y profesores es el binomio a proteger siempre. Alumnos comprometidos con su sentido de vida, y profesores competentes cuya vocación es la matriz para formar nuevos profesionistas.
En la sesión de Consejo Universitario, máximo tribunal de la casa de estudios, se habrá de analizar la viabilidad del nuevo proceso para tomar protesta en el mes de junio a la nueva figura legal de autoridad.
Consejeros universitarios de todas las unidades académicas, representantes de trabajadores y alumnos, tienen en sus voluntades el desarrollo, rumbo y dirección del proceso electivo, no es la decisión de dos o tres personas, es la decisión colegiada la que habrá de tomarse para operar la leña de donde saldrá el humo blanco.
En este, como en casi todos los procesos electorales de la UAS, existen grupos cuyas emociones son similares, están los motivados por el trabajo sustantivo de la universidad; y están los motivados por la destrucción de la ruta y el camino, es decir, aquellos cuya frustración se alimenta del resultado obtenido en las diferencias superadas entre la UAS y el Gobierno.
Unos están contentos por los resultados en las negociaciones y la aplicación de la ley y la justicia, mientras otros no lo están tanto porque esperaban una catástrofe.
Si no se le da vuelta a la hoja de la historia, los disidentes estarán como las personas que siempre están invocando al pasado como agravio no superado, como fuente de frustración, lamento, o resentimiento, que no les permite ser felices.
Dentro de la dinámica de un proceso que implica entre otras cosas, envidia, la leña de la fogata para el humo blanco en la UAS, se coloca hoy.