Por David Uriarte /
Todos los días son días de la Salud Mental, sin embargo, la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de Salud, coinciden en construir un espacio precisamente en la mente de todas las personas, para reflexionar sobre la importancia de tener un cerebro sano que procese una mente sana.
El cerebro es una estructura que se puede tocar, medir, pesar, revisar su imagen con radiografías, tomografías, resonancias magnéticas, incluso con estudios de medicina nuclear, con estudios dinámicos para saber con exactitud cómo es el metabolismo de cada una de sus partes para establecer diagnósticos de precisión.
A diferencia del cerebro que es una estructura, la mente es una función del cerebro, nunca olvidaré al psiquiatra y sexólogo duranguense Manuel Salazar, cuando de manera clara y precisa en una de sus conferencias dijo “No hay mente sin cerebro”, para resaltar la importancia de órgano cerebral, y poder diagnosticar una de sus funciones primordiales: la mente.
La mente de los científicos como Albert Einstein, la mente de los criminales de guerra, la mente de los asesinos y torturadores con su índice o escala de maldad, término acuñado por el psiquiatra estadounidense Michel Stone, son mentes enraizadas en un cerebro cuya función se mide por sus resultados en la vida de relación, en la capacidad para socializar, en la capacidad para controlar sus impulsos, en su capacidad cognitiva, y en la forma de gestionar sus afectos y emociones.
Tratándose de salud mental, siempre habrá extremos, aquellos comportamientos derivados de una mente sana, pero estigmatizados, evaluados, o señalados por los especialistas de la salud mental, como disfuncionales, simplemente por no ser comprendidos o entendidos, o aquella mente perversa, cuya magnitud logra adaptarse a los estándares sociales, solapando verdaderos trastornos subclínicos difíciles de diagnosticar y tratar a tiempo.
La salud mental garantiza el bienestar, tal vez no garantice grandes logros académicos o económicos, pero garantiza el sentido de vida de cualquier humano: la felicidad.
Las enfermedades mentales pueden estar presentes y no ser diagnosticadas a tiempo, la ‘mala suerte’ es la cobija que tapa la ignorancia, ya lo decía Albert Einstein, “es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”.
El bienestar es la envoltura de la Salud Mental.