Por David Uriarte /
Los ciclos de la vida personal se entrelazan, las generaciones de bisabuelos, abuelos, padres, hijos, y nietos, pueden llegar a conocerse; aunque, también existe el caso donde el hijo no conoció al padre o viceversa, la relación consanguínea de padres a hijos, establece un vínculo de afecto fuerte, o debiera establecerse. Existen casos donde el vínculo afectivo se establece de abuelo a nieto o de tío a sobrino en sustitución de la figura paterna.
El sentimiento de paternidad implica compromiso en la crianza, crecimiento y desarrollo de los hijos, en la cultura latinoamericana, los hijos llegan a representar el sentido de vida de los padres, de alguna manera, los padres se ven reflejados en sus hijos, ya sea por sus carencias o sus excesos.
En muchos casos, la conducta de los hijos llega a manchar la imagen de sus padres, sin embargo, los casos socialmente conocidos, son aquellos donde los padres son de alguna manera figura pública, donde la sociedad espera una pureza conductual de las familias en general y particularmente de los hijos.
Los excesos de los hijos de la pareja presidencial Fox-Sahagún; el caso del hijo del presidente Biden, Hunter Biden, quien fue declarado culpable de tres cargos por mentir sobre su consumo de drogas al comprar un arma.
No sólo los políticos se ven salpicados por los escándalos protagonizados por sus hijos, también la delincuencia exhibe casos similares; uno de los más sonados es el caso de Rubén Oceguera González, hijo del líder de uno de los cárteles en México.
No se necesita ser político, empresario, o líder, para sufrir por lo que hacen o dejan de hacer los hijos, se necesita simplemente amarlos.
Los días más oscuros en la vida de los padres, son aquellos donde los hijos se involucran en conductas socialmente reprobadas como la sociopatía, adicciones o violencia.
El prestigio, la fama pública, la estima, la moral, y la felicidad de los padres, se ve vulnerada por las actividades nocivas de los hijos. Hay conductas de ellos que terminan literalmente matando a sus padres de tristeza y sufrimiento.
Así como hay hijos motivo de presunción, alegría y felicidad, los hay que terminan perjudicando a sus padres en su imagen, prestigio e integridad, pero, sobre todo, en su estado de ánimo, en su paz y tranquilidad.
Los hijos que perjudican a sus padres, dimensionarán su daño cuando tengan conciencia de lo que significa el amor de padre.