Por David Uriarte /

 

Ayer, martes, la candidata a la Presidencia de la República por la coalición Fuerza y Corazón por México, Xóchitl Gálvez, designó a sus delegados de campaña en los estados, así, el PAN, PRI, PRD y en Sinaloa el PAS, tienen en Ricardo Hernández Guerrero, al coordinador de los esfuerzos políticos de la oposición para cumplir con su objetivo, posicionar a su candidata en la silla presidencial.

Para los que no saben, hay que decir que Ricardo Hernández es hijo del famoso “Chuquiqui”, Jesús Henrique Hernández Chávez, corre por las venas del “pintito” el quehacer político. No se trata de exageraciones, ni significa que su presencia como delegado asegure el triunfo o la derrota, se trata de una asociación donde la genética generacional se pone al servicio de la democracia partidista.

La trascendencia generacional es parte de la vida como tal, la vocación de servicio forma parte de la herencia, las habilidades se desarrollan en el camino y el contraste entre el desempeño de los padres en relación al desempeño de los hijos, se mide de manera cualitativa y cuantitativa.

De cualquier manera, el trabajo o responsabilidad que soporta Ricardo Hernández en sus hombros, es de trascendencia inevitablemente histórica, tendrá el soporte de la experiencia de su padre, pondrá en práctica sus habilidades negociadoras con las huestes de los distintos partidos que integran la coalición.

Negociar con la militancia del partido de Ricardo Hernández, puede resultar menos difícil, negociar con las estrategias, liderazgos y formas de hacer campañas políticas del PAN y PRD, será la prueba de inteligencia para el “pintito”, pero sumarse a la militancia del PAS cuando su líder y fundador ocupa la quinta posición de la lista plurinominal a diputado federal, es la prueba de astucia para Ricardo cuando de sumar a la misma causa se trata.

Platicas interminables de padre a hijo son las que protagonizarán en los próximos tres meses de campaña, el cansancio físico tendrá que esperar, el cansancio mental tendrá que ser disipado por la esperanza de un triunfo, el padre sacará del baúl de sus recuerdos todas las experiencias políticas que le abonen al resultado esperado por el hijo que se enfrenta a una oportunidad de trascender en lo que más le gusta: la política.

Suma y multiplicación son las ecuaciones que tendrá que poner en práctica el delegado de la campaña de Xóchitl Gálvez en Sinaloa.