Por David Uriarte /

Hay temas olvidados, increíbles, aburridos, tediosos, o sin importancia para algunos, uno de ellos es el tema de la política, para muchos, oír o leer temas relacionados con la política y los políticos les causa malestar, o simplemente no quieren saber nada de ellos, desconocen o no les importa saber que gran parte de la vida social está vinculada a las políticas públicas y en consecuencia a la política partidista.

Lo mismo sucede con temas mundialmente delicados como el uso de drogas ilegales, durante la pandemia, la elaboración, tráfico, venta, y consumo de fentanilo no descansó, el tráfico de precursores químicos y la mano de obra artesanal, hacen que el producto terminado se convierta en un verdadero veneno para quien lo consume.

Los que elaboran el fentanilo en laboratorios rupestres, donde obviamente no existe un control de calidad, elaboran una verdadera bomba química cuya adicción y muerte está garantizada.

Los primeros en contaminarse o ser alcanzados por la droga, son los artesanos de esta, es decir, los famosos “cocineros”, aquellos que siguen instrucciones parecidas a las instrucciones que le da la mamá a la hija cuando cocina un platillo por primera vez.

Las personas que inhalan estos vapores tóxicos de los precursores del fentanilo sufren de un grado variable de neurotoxicidad, todo depende del tiempo y el momento del proceso en la elaboración del fentanilo.

Después de ver deambular como “zombis” y morir como cucarachas intoxicadas por el insecticida a miles de estadounidenses, el gobierno norteamericano empezó a presionar a las autoridades de México, todo parece una escena de ciencia ficción, una película del cineasta Guillermo del Toro, una realidad que solo dimensionan aquellos que les toca vivir de cerca el infierno de la adicción al fentanilo.

La conciencia no despierta hasta que es tocada por la experiencia propia o ajena, aquellos con un familiar hundido o preso en la cárcel de la adicción al fentanilo, saben lo resbaloso del tobogán adictivo.

Los temas son importantes cuando tocan la conciencia del afectado, de la familia o la sociedad, no existe un predictor o un estándar de oro para saber con exactitud quien sí, y quien no caerá ante la tentación placentera de una droga, por eso, no esperemos vivir de cerca la experiencia fatal de la oferta del neurotóxico más mortal del siglo; el fentanilo.