Es maravilloso ver ahora a los papás cambiando pañales, dando biberón, bañar a los hijos o cuidarlos en algún momento del día y nada de esto les da vergüenza. Son padres que empiezan o ya han descubierto los gozos y las penas de la crianza de los hijos.

Los papás son parte fundamental en la crianza, la transformación de su rol hace de las nuevas familias, familias más fuertes y mejor constituidas.

Los papás son parte fundamental en la crianza, la transformación de su rol hace de las nuevas familias, familias más fuertes y mejor constituidas.

Estos “nuevos papás” son más cercanos y comparten con su mujer la responsabilidad del cuidado y educación de sus hijos. Las condiciones socioeconómicas han favorecido esta transformación: el menor número de miembros en la familia, la carencia de servicios domésticos, el trabajo de la mujer fuera de casa, etc., son factores que han ayudado a este acercamiento de los padres hacia sus hijos, en una relación paterna más natural. Sin olvidar, que los avances médicos prenatales han hecho posible el estar conscientes de su paternidad mucho antes del parto.

Este perfil de papá no es el común denominador de nuestra sociedad. También contamos con un tipo de “padre eclipsado” porque el padre, está pero no se ve. Este papá ausente por voluntad propia, tradición, exigencias del trabajo, la mujer lo ha sustituido en casa, los hijos no lo valoran, las políticas familiares no reconocen o apoyan su paternidad, etc., dificulta sustancialmente la formación sana de los hijos y las relaciones en familia.

Si queremos dar la vuelta a estas situaciones hay que apoyar al padre ser y hacer lo que le corresponde: Sin padre no hay familia, sin familia no hay hijos sanos, sin hijos sanos la sociedad no funciona y el Estado gasta más. “Cuál es la familia tal es la nación porque tal es el hombre” Juan Pablo II, 1975.

En justicia nos corresponde preparar el relevo generacional dejando un mundo mejor al que encontramos al llegar. Es posible la transformación de la paternidad, fortalecerla y mejorarla. Es posible alcanzar esta nueva forma de vivir la paternidad, dónde le padre regrese al hogar y ahí se quede para que la familia llegue a ser lo que es: el lugar donde cada persona es querida incondicionalmente, se le ayuda a ser feliz.

Un reconocimiento y  bienvenidos “nuevos papás” por  afrontar con alegría los sinsabores del cuidado y educación de sus hijos, por hacer vida la paternidad responsable en nuestra  sociedad.