Por David Uriarte /

Las clasificaciones separan a las personas por categorías, es el orden para buscar el mejor funcionamiento de los sistemas y subsistemas. La categoría ubica a la persona en un rol determinado: padre o hijo, maestro o alumno, patrón o empleado, médico o paciente, gobernante o gobernado.

Desde la perspectiva de pertenecer a un determinado rol que de alguna manera es excluyente del otro, es decir, o eres activo o eres pasivo, o eres dependiente o eres independiente, o estas arriba o estas abajo, llegamos a las mismas dimensiones de poder; o eres gobernante o eres gobernado.

Los pleitos, discusiones, enfrentamientos, o discrepancias entre la contraparte, siempre darán un margen de ventaja al que ejerce el poder, en el caso de los alumnos, el poder lo tiene el maestro; en el caso de los hijos, el poder lo ejercen los padres; en el caso de los trabajadores, el poder está en el patrón; y en el caso de los gobernados, el gobernante.

Es cierto que las rebeliones no son más que la suma de los oprimidos, cuando los gobernados se cansan, se enfrentan al gobernante hasta eliminarlo, si no miden la dimensión de las fuerzas, el costo para ambos miembros de la ecuación es muy caro.

De cada diez conflictos, por lo menos nueve los gana el gobernante, es decir, la relación de poder es evidente y los perdedores son muchos, es difícil enfrentarse y ganarle a la maquinaria del poder de cualquier gobernante.

Cuando el gobernante tiene en sus manos herramientas o armas como el dinero, la justicia y las leyes, la ilusión de ganarle se convierte en fantasía, aplica la máxima de que el poder se ejerce y la responsabilidad se comparte.

Los pleitos, diferencias o discrepancias entre gobernante y gobernados, es equivalente a las rabietas que hace un niño con sus padres, el derecho al pataleo es todo lo que tiene, pero el verdadero poder lo tienen sus padres.

Los mismo ocurre en cualquier dualidad donde el poder lo tiene el que manda o dispone, y en el caso del gobierno, él manda, dispone y hace las leyes, las regula, vigila o aplica, la división de poder es una ilusión bien escrita y con la mejor de las intenciones, sin embargo, la realidad es otra cosa, sólo basta revisar el estado de cosas en el mundo.

Para todos aquellos que viven en la ilusión y la fantasía, tienen que recordar que el ejercicio del poder es temporal en tanto lo ejerce un gobernante que llega y se va, mientras tanto: cuidado.