Esta planta es uno de los elementos fundamentales en los altares y ofrendas que se colocan en una de las máximas tradiciones de nuestro país para honrar a nuestros fieles difuntos
Con su inconfundible aroma e intensos tonos amarillo y naranja, la flor de cempasúchil engalana altares, jardines y ofrendas en una de las máximas festividades de mexicanas: El Día de Muertos, una tradición donde los mexicanos recordamos a quienes ya no se encuentran físicamente entre nosotros.
Carmelo Cortés, coordinador del Departamento de Documentación de Colecciones Botánicas, explicó que esta bella planta nativa de nuestro país cuenta con toda una tradición en su cultivo, su nombre científico es Tagetes erecta y también es conocida como “flor de muerto”, se puede encontrar de forma silvestre en Morelos, Aguascalientes, Oaxaca, Sinaloa, Chiapas, México, Puebla, Jalisco, San Luis Potosí, Tlaxcala y Veracruz.
“Contrario a lo que se pudiera pensar, el cempasúchil no es exclusivamente mexicano, su área de origen además de México, incluye Centroamérica. También se ha naturalizado en varios países sudamericanos, como Venezuela, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana y se puede encontrar como planta cultivada en China, Australia, India, Zambia y Sudáfrica”, explicó.
Agregó que aunque la flor de cempasúchil no se encuentra de forma silvestre en la península de Yucatán, también se ha cultivado y naturalizado en esta región y forma parte importante de la cultura Maya con el nombre de x’pujuk, entre los mayas, su colocación en los altares tradicionales del Día de Muertos simboliza los rayos de sol que ayudarán a guiar a los muertos de regreso a casa el 2 de noviembre.
Así que ahora ya conoces algunas particularidades de esta bella flor que adorna panteones, altares y ofrendas en los hogares sinaloenses, una especie que representa nuestras raíces, con gran variedad de simbolismos pero que también es utilizada con fines medicinales y terapéuticos.