Por David Uriarte /

La cultura es la forma de hacer las cosas en la vida cotidiana. La cultura es espacio temporal, es decir, lo mismo se puede hacer diferente en otras latitudes, o bien, lo que no se hacía antes, hoy puede ser historia, el tiempo y el lugar y construyen las costumbres.

Cuando miras muchas farmacias, lo que estas mirando realmente son muchos enfermos; cuando miras muchas remesas del extranjero, lo que estás viendo realmente son paisanos trabajando en otro lugar por falta de oportunidades aquí; cuando ves muchas personas en los consultorios de similares, lo que estás viendo son muchos enfermos sin seguridad social, o unos servicios de salud pública deteriorados, desprestigiados, o insuficientes.

Los restaurantes empezaron a proliferar como un servicio de lujo que no toda la población se puede dar; los locales de comida rápida son producto de una fuerza de trabajo que necesita aprovechar su tiempo y comer a costos bajos. Las cocinas económicas o lugares donde se preparan alimentos para todos los gustos, han proliferado principalmente por dos cosas: el 85% de las parejas trabajan, los tiempos de preparación de los alimentos se acortan.

A mediados del siglo pasado, casi todos los hombres asumían el rol de proveedores, es decir, ellos trabajaban y proveían lo necesario para que la pareja cocinara; los roles de las mujeres incluían los quehaceres de la casa, limpieza, lavado y planchado, atención o supervisión de las atareas escolares de los hijos, y la preparación de los alimentos.

Las cosas han cambiado con el tiempo, a finales del siglo pasado, el número de mujeres incorporadas al trabajo remunerado aumentó considerablemente, y en lo que va de este siglo la relación de la fuerza de trabajo remunerado es prácticamente uno a uno: hombres y mujeres.

Hoy las imágenes cotidianas corresponden a hombres y mujeres haciendo largas filas para comprar los alimentos preparados y listos para servirse, atrás quedó la idea de un rol femenino exclusivo de la casa y la cocina, o de un rol masculino exclusivo de la proveeduría y prófugo de la cocina y los quehaceres domésticos como barrer o lavar los baños.

Esta es la dinámica y el dinamismo de la cultura.