Por David Uriarte /

Según el calendario de la ley electoral y las autoridades del ramo, en Sinaloa se disputarán 230 cargos de elección; el proceso electoral inició en septiembre aunque las campañas serán en el mes de abril del 2021.

Con la selección de candidatos para gobernador por cada partido político se inicia la criba… en este mes de diciembre quedarán en la lona algunos aspirantes y empezará la atomización de las virtudes y debilidades de los candidatos oficiales rumbo a la silla de la gubernatura.

Los sinaloenses están a siete meses de saber quién será su gobernador y los candidatos a gobernar Sinaloa también. Cuén, Chuy Valdés, Gerardo Vargas, Sergio Torres, Mario Zamora, Juan Alfonso Mejía, Rubén Rocha; Alfredo Villegas, Rosa Elena Millán, Diva Hadamira Gastélum, Rosy Fuentes, Imelda Castro, y por qué no, Sandra Martos; Jesús Angélica Díaz, Graciela Domínguez, María Victoria Sánchez, Jorge Iván Villalobos, Sergio Jacobo; incluso cualquier hombre o mujer que de momento no figura en las preferencias, o en los supuestos del análisis político para ocupar la silla de la gubernatura, puede ser.

El asunto es el precio que pagarán los precandidatos que queden en el camino, los candidatos derrotados, los partidos desplazados, y los grupos políticos fisurados por la frustración de la derrota.

Estar seguro no es conocer la verdad, por eso, el discurso de todos y todas las aspirantes es muy parecido, hablan con tal seguridad, como si fuera cierto. Dan por hecho la simpatía e intención de voto de los sinaloenses a su favor, prometen como siempre, critican igual, y venden la idea de tener la fórmula para superar los lastres históricos del estado en materia de seguridad, salud y economía.

Más allá del discurso, a los sinaloenses también les llegó la hora de la verdad, la única oportunidad de cobrarle a los políticos y a los partidos las frustraciones por la esperanza raída, la única oportunidad real del votante es el día de la jornada electoral. Es la oportunidad de oro para decirle a la clase política las filias y las fobias, los amores y los desamores, los encantos y los desencantos. Siete meses para levantar el telón y conocer el rostro del poder político.