Por David Uriarte /

El silencio de los inocentes es una película protagonizada por Anthony Hopkins en 1991, y el silencio de la perversidad otra película de la vida real con muchos protagonistas.

Una forma inteligente de operar, es la secrecía, la prudencia, el silencio, la pulcritud de los hechos, lo quirúrgico de la táctica, la lealtad del equipo, las pocas palabras, el lenguaje no verbal, la confianza incondicional de la complicidad, y la ausencia de huellas y rastros.

El que mucho habla, mucho yerra… una de las características del perfil psicológico de los intelectuales del delito, es la brevedad de sus palabras, no se pierden en discursos o explicaciones, cuidan mucho la socialización, no discuten las diferencias o puntos de vistas, sólo se dedican a escuchar y al final siempre toman sus propias decisiones.

La inteligencia del silencio de la perversidad, se da en una mente criminal; mente criminal no significa ausencia de academia o ausencia de un trabajo o digno, mente criminal significa la capacidad para conseguir objetivos por cualquier vía y a cualquier precio, incluyendo el asesinato por pedido.

Los que realmente saben cómo están las cosas cuando se trata de crímenes altamente significativos en la vida pública, son los más callados, más retraídos, menos comunicativos, generalmente no opinan, sólo ven el desarrollo de la noticia y el impacto social de los hechos.

Los boquifloja suponen que saben o conocen de temas altamente sensibles, se les olvida que “en boca cerrada no entran moscas”, es decir, se dedican a construir aseveraciones temerarias que sólo conducen a la desinformación, los supuestos o sesgos de la información.

La prudencia es una virtud que pocos practican cuando se trata de temas cuyo impacto es trascendente o traspasa fronteras geográficas convirtiéndose en noticias internacionales.

¿Qué pasó realmente antes del aterrizaje del avión en Santa Teresa (Nuevo México), cerca de la ciudad fronteriza de El Paso? ¿Existe relación entre los pasajeros del avión que aterrizó en Santa Teresa y la muerte de Héctor Melesio Cuén? ¿Existió realmente una confabulación o engaño en la historia de los pasajeros del famoso avión?

Estas y decenas de preguntas más, serán esclarecidas o contestadas por las autoridades de Estados Unidos, y otras tantas por las autoridades mexicanas, mientras tanto, en “boca cerrada no entran moscas”, y “el que mucho habla, mucho yerra”.