Por David Uriarte /

La vida es una cosa y el tiempo otra, la vida es individual y el tiempo colectivo, la vida es tuya y el tiempo de todos, la manera de vivir la vida a través del tiempo es lo que marca el destino.

Estos días son de contraste ideológico, por un lado, se recuerda la Crucifixión y la Resurrección de Cristo según la teología monoteísta; mientras por otro, se vive la fiesta de la carne con los dispendios de todo tipo… menos religiosos.

El tiempo como estuche de la vida es único e intransferible, cada persona dispone de un modelo que va desde unas horas hasta los modelos poco vistos, aquellos que superan los cien años de vida.

Mientras el tiempo transcurre, los adultos tienen algo que se llama libertad, libertad de hacer o no hacer, libertad en todos los sentidos, lo que cambia es el precio que se paga por la libertad de elección, esto aplica en todos los ámbitos de la vida.

Muchas personas se quejan de su condición económica pero se les olvida que es el resultado de su libertad, ellos decidieron estudiar o no estudiar, trabajar o no trabajar, tener o no pareja. Lo que no decidieron fue tener un cerebro como el que tienen, es decir, todas las conductas salen del cerebro, este órgano maravilloso encargado de los pensamientos, los pensamientos son el producto de un cerebro sano o enfermo, la manera de evaluar la salud cerebral, son las circunstancias en que se vive la vida personal.

Como dice la canción, “el tiempo no se detiene”, es el espacio de maniobra para la conducta, conducta de todo tipo, desde la conducta alimentaria hasta la conducta reproductiva, el control de los impulsos básicos de la vida, el instinto de conservación y de reproducción.

La forma de pensar cuando se tienen veinte años, es diferente a la forma de pensar cuando se tienen sesenta años de edad. No se piensa igual con hijos que sin hijos, con pareja que sin pareja, con trabajo que sin trabajo, con seguridad social que sin ella… En fin, la forma de pensar direcciona la calidad y el estilo de vida personal.

Con el tiempo, la persona incorpora ciertas creencias, ciertas conductas, creencias aprendidas o inducidas, conductas repetidas o instrumentadas desde la libertad de elegir lo que se considera bueno para cada quien.

El tiempo no se detiene, aquellos que brincaban y saltaban sin precaución, hoy viven esclavos del dolor o limitados en la movilidad, el tiempo no se detiene, la conducta de hoy es el pronóstico de mañana.