Por David Uriarte / 

 

Los gobernadores cuidan muchos flancos en el ejercicio del poder, el brillo de una administración puede tener la marca perenne del uso del dinero, la macula de la utilización de los recursos, la frase popular de “fue buen gobernador”, o “fue mal gobernador”, se deriva del aseo de las finanzas públicas.

Si bien es cierto que la obra pública representa la modernización y actualización de una sociedad que busca mejorar estilo y calidad de vida, también es cierto que la transparencia en el uso y aplicación del recurso público es la prueba que más reprueban los gobernantes.

Un estado que hace 20 años su deuda publica era de 400 millones, y hoy es de más de 7 mil millones de pesos, con la posibilidad de terminar en el 2021 en 13 mil millones, es un estado que exhibe algo en sus finanzas.

Muchos piensan que todo termina al dejar la responsabilidad y entregar la estafeta del poder al siguiente mandatario estatal, pues resulta que no es así, la evaluación real de la administración estatal y municipal está en la revisión, observación y en su caso, aprobación de la cuenta pública anual.

Los exgobernadores dejan de tener contracturas musculares o el cuerpo apretado, hasta que los órganos que auditan y fiscalizan las cuentas públicas y el Congreso del Estado, aprueban dichas cuentas. Por eso, el foco de atención del gobernador Quirino está (supongo) principalmente en pasar la prueba de transparencia del ejercicio de los recursos de los años 2018 y 2019, e inmediatamente, buscar el acomodo de las fuerzas políticas en el nuevo congreso del estado.

Será el próximo Congreso, el que tome la protesta al nuevo Gobernador, el que apruebe las cuentas públicas de los últimos dos años de la administración del Gobernador que sale; será hasta entonces, que la presión sanguínea de los involucrados en la aplicación o uso de los recursos públicos volverá a la normalidad, si no, veamos la película reciente de MALOVA y su gente de “confianza”.

Los nombres de los potenciales diputados de la próxima legislatura ya deben andar girando como la rueda del hámster en la mente del Gobernador… el talón de Aquiles sigue siendo el destino del dinero público.