Por David Uriarte /
Todos los conflictos tienen una parte vulnerable, un espacio por donde puede penetrar el triunfo del más débil o el fracaso del más fuerte, el ‘talón de Aquiles’.
En los conflictos del Gobierno Federal con algunas instituciones y algunos sectores de la población, el tiempo y las elecciones se convertirán en el talón de Aquiles, Sinaloa no es la excepción… el talón de Aquiles en la gobernabilidad son los múltiples conflictos que se acumulan a partir del segundo año de gobierno, cuando el reloj político marque la media jornada, es decir, los tres años de gobierno, el panorama deberá estar despejado y los conflictos mayores resueltos.
En la renovación del Congreso local dentro de cuatro meses, Sinaloa puede estar dando por terminado los principales conflictos que mantienen un desgaste político y una amenaza a su gobernabilidad. La frescura de la nueva legislatura puede ser la inteligencia que resuelva de fondo los conflictos arrastrados en la legislatura que está por concluir; si bien es cierto que no todos los problemas que enfrenta el actual gobierno se han gestado en el poder legislativo, por lo menos uno de los más importantes sí: el conflicto con las UAS.
En la búsqueda del voto para los candidatos del partido en el poder (MORENA), los reclamos principales serán sin duda el conflicto de la UAS, el de la UAdeO, el de los productores agrícolas, el de las viudas de policías, el del sector salud, y algunos más que se mantienen en la cronicidad, ese será el talón de Aquiles para los aspirantes a ocupar un espacio en el Congreso del Estado o en los gobiernos municipales, incluso para los morenistas que buscan el Senado y la diputación federal.
La percepción social a veces es diferente a la realidad jurídica, la sociedad observa el desarrollo de los hechos con unos ojos que no distinguen entre razón y pasión, entre verdad e intención, entre justicia y maldad.
Allanarles el camino a los candidatos de MORENA, es resolver los conflictos que mantienen a la sociedad observando la conducta y respuesta del gobierno ante los conflictos evidentes, no hacerlo, es mantenerlos cuesta arriba en sus aspiraciones políticas personales y partidistas.
El talón de Aquiles como espacio de oportunidad y no de amenaza, puede ser la estrategia que revierta los efectos perniciosos de tantos conflictos que mantienen agobiado el buen desempeño del gobierno y la percepción de su gobernabilidad.