Por David Uriarte /
El espectro de la diversidad de género es tan amplio como personas hay en el mundo. Las agrupaciones corresponden a similitudes o acercamientos compartidos por muchas, sin embargo, la escala o grado de autopercepción de la persona y del mundo que la rodea, es distinta.
Una cosa es lo que significa ser mujer para cada una, y otra cosa son las condiciones o circunstancias donde reposa su vida; una variable impacta a la otra, el significado puede variar en función del grado de conciencia despertado por las condiciones de vida.
La vida sociofamiliar, de pareja, académica, laboral, sexual, económica, maternal, física y emocional, son plataformas dinámicas donde convive la mujer y su significado.
Desde la robustez de su autoestima, la mujer tolera, permite, negocia, niega, o acepta la intromisión de ideas extrañas, sin embargo, también puede ser sorprendida por la voluntad ajena convertida en violencia en cualquiera de sus expresiones o consecuencias.
La mujer expresa su identidad en formas diversas: desde sus pensamientos, sentimientos, actitudes, prácticas, fantasías, o aprendizajes. También desde el des-aprendizaje, desde romper paradigmas o creencias subyugantes.
Asimismo, se enfrenta al escrutinio diferente y a veces divergente de la percepción masculina; éste es un tema medular cuando la paternidad estuvo ausente, sobreprotectora o fue factor de represión y control.
El contraste entre la autopercepción de la mujer y los significados que los hombres tienen de ellas en general -y en particular de las mujeres representativas en sus vidas-, puede ser armónico o puede ser asimétrico. En la armonía se sustenta la funcionalidad de los géneros, en la asimetría nacen las diferencias.
La humanidad se distingue por la estratificación de todo, principalmente poder, dinero, y sexo. Derivado de la identidad de género auto percibida, hombres y mujeres asumen un rol aprendido, un empoderamiento por su fortaleza o su debilidad, paradójicamente la debilidad también empodera como la indefensión aprendida, a veces desde el nicho de la victimización se construye una zona de confort.
Son muchos los modelos de vida y de roles asumidos por hombres y mujeres ante el control y la manipulación de las fuentes de poder, cualquiera que esta sea.
¿Qué significa ser mujer en el siglo XXI? ¿Qué significa ser mujer en Latinoamérica? ¿Qué significa resistirse a las inercias socioculturales del poder de los géneros?