Por David Uriarte /
La compasión como sentimiento de tristeza al ver o saber del sufrimiento de alguien, produce acciones para aliviar o quitar esa condición de dolor o sufrimiento humano. La compasión no busca reflectores, se expresa desde lo más profundo del ser humano cuyo razonamiento desemboca en la conducta sanadora, no anda con discursos, sólo busca ayudar al prójimo.
Muchas personas solas o agrupadas, comparten los mismos ideales, ayudar a los demás, ese es el caso del Club Rotario, todos los días en alguna parte del mundo hay acciones de beneficio social, en México, en Sinaloa, en Culiacán o en alguna comunidad o campo pesquero, ahí está la mano solidaria del Club Rotario.
Hace dos semanas fui testigo de lo que hace la compasión, conocer la realidad que viven tantos habitantes del mundo, especialmente los que tenemos tan cerca y han perdido su salud física, mental, económica y familiar.
La jornada medica en el campo pesquero Dautillos de la sindicatura de Altata del municipio de Navolato, otorgó más de doscientas consultas médicas de distintas especialidades, un cirujano pediatra operó a un niño, se gestionó el traslado en avión privado a la ciudad de México de un niño quemado, en fin, los socios del Club Rotario Culiacán Oriente mantienen su espíritu de servicio buscando llevar soluciones a los más necesitados sin más recompensa que sentirse satisfechos por servir.
La compasión es el motor que mueve la voluntad de cualquier humano cuando de ayudar se trata, de que sirven toneladas de dichos o buenas intenciones; es mejor algunos kilos de acciones medibles cuyos resultados se reflejan en las sonrisas de los niños y a veces en las lágrimas de sus padres al ver resuelto un problema que parecía imposible de resolver.
Algunas comunidades y algunos campos pesqueros, sufren de abandono y marginación a pesar de encontrarse a media hora de su cabecera municipal, con vías de acceso en buenas condiciones, pero lejos de la compasión social y gubernamental.
Uno de los flagelos lacerantes en la sociedad, es la adicción a las drogas que pone de rodillas a la salud mental y a la integridad familiar, solo la suma de compasiones puede mitigar estos estragos que amenazan con destruir lo más importante de la sociedad: la familia.
No se necesita pertenecer a un club para ayudar al necesitado, se necesita ser compasivos como los rotarios.