Por David Uriarte

Sería faltar a la verdad si alguien dijera que todo el personal y todos los alumnos de la Universidad Autónoma de Occidente están inconformes con la designación de su nuevo rector Pedro Flores Leal, o afirmar que todo lo que hizo Sylvia Paz Díaz Camacho, la rectora saliente, estuvo mal.

Lo evidente es el rechazo al método de designación de la autoridad por parte de la Junta de Gobierno, muchos lo vieron como un juego o insulto a la inteligencia de los docentes, alumnos, y administrativos, se siguen preguntando ¿Qué caso tenía pasear por todas las unidades académicas a los candidatos, si ya tenían al elegido? ¿Para qué pedirles su plan de trabajo a los candidatos, si de cualquier manera eso no servía de nada?

Los candidatos que sirvieron de satélites al planeta alineado por los astros, o fueron sorprendidos, o creyeron en la democracia, o formaron parte de la película cuyo final ya conocían. Todo indica que los candidatos sí creyeron y pensaron en un proceso incluyente, democrático, limpio, honesto, donde la mayoría (literal) decidiría el rumbo de la Universidad; eso es la democracia.

A tres semanas de haber protestado el cargo, Pedro Flores Leal se encuentra en una encrucijada vergonzosa, histórica para su vida personal, la vida de la exrectora, la comunidad universitaria y el gobierno que la patrocina.

Lejos de poner el ejemplo como era de esperar, lejos de transparentar para legitimar los procesos de designación, hoy la UAdeO escribe una página difícil de leer, y más difícil de entender, una historia que despide olor desagradable para la sociedad, para los padres de familia que pudieron pensar, -yo mejor inscribo a mi hijo en la UAdeO porque en la UAS son muy revoltosos, huelguistas, e inconformes-. Hoy la realidad muestra otra cosa, muestra que la democracia es democracia donde quiera que sea, y la autonomía es autonomía donde quiera que sea, no importan las siglas, importa la conducta.

A pesar de los mensajes y estrategias para calmar o desactivar el conflicto en la UAdeO, poco a poco se ha recrudecido, ha sacado y exhibido parte de la historia de las autoridades pasadas y puesto en entredicho a la autoridad recién nombrada.

Hasta el Congreso del Estado llegaron hoy los maestros, alumnos y personal administrativo para exigir una reforma a la ley, que se vaya todo lo que huela a Sylvia Paz, incluido a Pedro Flores.

¿Alguna vez alguien imagino este escenario?