Por David Uriarte /
Sólo la inteligencia y la lógica pueden arreglar la cortina de humo que se ha levantado entre las mentes de los mexicanos que temen por el muro fronterizo, y la expresión mediática de una publicidad barata que vende el presidente Donald Trump.
La vacuna del mexicano se llama soberanía, misma que en ningún momento se ha puesto en riesgo con el “petate del muerto” llamado muro fronterizo.
Si el día de hoy toca a la puerta el vecino diciendo que tiene la intención de hacer una barda en el patio trasero y que tú la tienes que pagar, aparte de reírte ¿qué otra cosa se te ocurre hacer?
El concepto de soberanía como poder político supremo corresponde a un Estado independiente, comprar ideas y ocurrencias del país vecino, es como escuchar que el niño llora porque su vecino le hace musarañas y le dice groserías o le afirma que él le tiene que pagar la bicicleta que se le descompuso. En fin, sólo en una mente infantil y obnubilada cabe el miedo y la discusión de absurdos que se describen por sí mismos.
La verdad es que le ha rendido mucho al presidente Trump su dislate, sobre todo cuando encuentra un pueblo distraído en las expectativas de un nuevo régimen de gobierno, y a un gobierno distraído en los pleitos intestinos de su nuevo juguete.
“Asústame panteón”, en otras palabras, no hay razón para construir un escenario de miedo por los proyectos del país vecino, ellos pueden hacer lo que les dé la gana, incluso pueden fantasear con la idea de que alguien les pueda subsidiar sus proyectos, eso es legítimo mientras se mantenga en modo “deseo”.
La cortina de humo del muro fronterizo, obscurece la visibilidad entre las promesas o proyectos de campaña de Andrés Manuel y la realidad, por ejemplo, la Secretaría de Hacienda reconoce que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del país será de 2.1 a 3.1%, lejos del pronóstico o promesa de un crecimiento del PIB del 4%.
De alguna manera el “petate del muerto”, o la amenaza de hacer una obra de infraestructura en la frontera no es el problema, el problema nace cuando de manera sarcástica y provocadora, el gobierno de Estados Unidos dice que México financiará su capricho.