Por David Uriarte /
Detrás del hilo del poder invariablemente está el dinero y la inteligencia, dinero para operar con equipo de última generación, inteligencia para elaborar un plan de reacción y contrainteligencia.
Los operativos instrumentados por las fuerzas federales y coordinados por el secretario de seguridad, Omar García Harfuch, se basan en información veraz, no en rumores, ese es el éxito de los operativos, incluso, casi en todos los operativos, no se ha disparado ni una sola bala.
No se pierden en persecuciones citadinas donde el saldo son choques de patrullas con vehículos de ciudadanos, o disparos con daños colaterales, claro, la excepción confirma la regla.
A diferencia de los enfrentamientos de grupos criminales, donde la balacera a veces se extiende por varias colonias o poblados, las fuerzas federales establecen tal coordinación que son operativos quirúrgicos y limpios, esto no significa que sean unos santos, tampoco.
Desde la llegada de García Harfuch, los golpes al crimen organizado son representativos de un buen trabajo de inteligencia, las personas detenidas tienen un lugar privilegiado en la estructura criminal, como se dice en el argot popular-no son charales, son peces gordos-, aunque faltan algunos tiburones aún.
La desarticulación entre fuerzas federales y policías locales, se da en el marco de una estrategia obvia, los que llegan son desconocidos y vienen de manera exclusiva por uno o varios objetivos o generadores de violencia como les llaman en el mundo oficial, las policías locales, de alguna manera pueden tener acercamiento, contacto, o compromiso difícil de eludir, tan es así, que el número de policías caídos en franco ataque directo a sus personas, es considerable en Sinaloa.
Tan efectiva es la inteligencia, que algunos grupos delictivos replicaron la estrategia de videovigilancia, y tenían su propio centro de información y vigilancia, hasta que los descubrieron y neutralizaron.
Ahora, elementos federales se dedican a desinstalar de los postes de alumbrado público o de los postes de la red eléctrica, o de algunos domicilios que se encuentran en las rutas principales de la ciudad, las cámaras o artefactos de videovigilancia, donde la información en imagen y tiempo real era un coadyuvante para su protección y seguridad.
El hilo del poder en el tema de la seguridad pública, sólo puede funcionar con inteligencia.