Por David Uriarte /
El negocio está en la enfermedad no en la salud. Los enfermos son los que buscan recuperar su salud, los enfermos tienen dos opciones: el sistema de salud público, como el IMSS, por formar parte de la clase trabajadora de las empresas que los registran a ellos y sus familias; el sistema de salud público, como el ISSSTE, por formar parte de la burocracia; los servicios médicos de PEMEX, un servicio autoadministrado como parte de las prestaciones sociales; el servicio médico en los hospitales y clínicas de las fuerzas armadas como parte de sus prestaciones; los centros de salud, hospitales de segundo y tercer nivel, y los institutos nacionales de especialidades, para la población abierta… la otra opción son los servicios médicos privados.
La calidad de los servicios médicos institucionales, aquellos tutelados y administrados por la Secretaría de Salud, el IMSS, el ISSSTE, PEMEX, y las Fuerzas Armadas, depende del presupuesto gubernamental, aunque la calidad del personal médico puede ser de primera, los servicios de laboratorio e imagen, la farmacia y los auxiliares diagnósticos en general, están sujetos a los presupuestos institucionales, el rubro de medicamentos oncológicos tiene colapsada la esperanza de enfermos y familiares que padecen cáncer en cualquiera de sus etapas y tipos.
Las crisis siempre se convierten en una ventana de oportunidad, en este caso la oportunidad la ven los empresarios que tienen en la enfermedad un filón de oro.
Desde las instituciones sin fines de lucro como las Instituciones de Asistencia Privada (IAP), Asociaciones Civiles sin fines de lucro como Salud Digna, la Fundación Best A.C, más conocida como el Dr. SIMI, y decenas de asociaciones o sociedades distribuidas por todo el territorio nacional, hasta los famosos Centros de Rehabilitación e Inclusión Infantil Teletón (CRIT), todos representan una palanca que aligera la carga del servicio médico al gobierno.
Muchos enfermos prefieren pagar de su bolsillo o del bolsillo de sus familiares los servicios médicos que incluyen exámenes, la consulta o el tratamiento, que hacer fila en una institución de salud pública.
Esto habla también de una ventana de oportunidad para la salud pública ¿Cómo es posible que la salud privada sea más eficiente en términos de tiempos y servicios? ¿El comercio de la enfermedad es un mercado construido por la salud pública?