Por David Uriarte /

Hay dos tipos de motociclistas: los que se cayeron y los que se van a caer.

Hay dos tipos de políticos: los que tienen el poder y los que lo quieren tener.

El poder político es la expectativa de aquellas personas lo necesitan para sentirse realizadas, no importa el nivel de representación o de gobierno que logren, para muchos una regiduría es su sueño, para otros el primer escalón, otros se conforman con una sindicatura; casi todos anidan la esperanza a veces fantasiosa de llegar a ser presidentes de la República; otros acumulan triunfos y van escalando hasta recorrer muchas posiciones de representación, de gobierno, o administrativas.

Por obvias razones en el maratón de la política todos compiten, algunos se quedan en la primera milla, otros completan medio maratón, muchos terminan su recorrido, pero sólo uno o una gana; ganar es el objetivo, el objetivo en política es el mismo: ganar.

En la política mexicana los partidos son el refugio que les da identidad a los contendientes por el poder, durante décadas fue el PRI semillero del poder, después se le empalmo el PAN con el mismo objetivo, para entonces ya germinaba la semilla de la izquierda en México como modelo de oposición producto de lo que estaba pasando en Cuba.

Termina el siglo veinte y el veintiuno se estrena con nuevo modelo de gobierno, eran los primeros ensayos de la llegada de la nueva izquierda en México, si bien es cierto que llegaba la derecha, era el signo de la descomposición del partido hegemónico y la expresión de una conciencia colectiva en búsqueda de mejorar su calidad de vida.

La incubación de la izquierda en México duró casi cincuenta años, sus primeros logros en la política de gobierno y de representación se da en la década de los ochentas del siglo pasado, se debilita en los noventas y se reinventa en la primera década de este siglo logrando construir su primer triunfo de la magnitud que hoy conocemos: gobernar a México.

Los políticos de la derecha, del centro y de la izquierda, todos buscan lo mismo: el poder; la diferencia es el discurso que lo sustenta, unos buscan en el pasado, otros en el futuro, otros en el presente, pero todos buscan lo mismo al margen del partido que los cobije.

La política regional y local corre la misma suerte que la nacional… los que tienen el poder no lo quieren soltar, y los que no lo tienen, lo buscan, aunque en la búsqueda dejen la vida.