Por David Uriarte /
La democracia tiene su fundamento en las mayorías, son ellas las que determinan el rumbo de un pueblo y la permanencia de un gobierno.
La dualidad pueblo-gobierno, es la ecuación indispensable en la simbiosis político partidista, no se puede entender un partido en el poder si la mayoría no lo decide, otra cosa sería un fraude.
Los pilares que sostienen al partido en el poder, y en consecuencia al gobierno, son fundamentalmente dos: los pobres que se quedan y los pobres que se van. Ambos son importantes, los pobres que se quedan son votos, los pobres que se van son dinero.
Los pobres que se quedan hay que cuidarlos, apapacharlos, atenderlos, mantenerlos en un estatus donde sigan siendo útiles, en el momento que cambien de categoría de pobres a ricos, el negocio se acaba, el riesgo del cambio de opinión es inminente, la intención de voto también puede cambiar.
Los pobres que se van, son el eje de una economía que cada vez es más importante, las remesas, son envíos de dinero que las personas de origen mexicano que viven en Estados Unidos y Canadá realizan a sus familias en México, en 2023 se enviaron más de 63 mil millones de dólares en remesas a México, la mayor parte de las cuales provinieron de Estados Unidos, esto representa el cuatro por ciento del producto interno bruto.
Los pobres que se quedan, son potencialmente pobres que se pueden ir, por eso, hay que cuidarlos, hacerles la vida más llevadera para quitarles la idea de ir a trabajar duro a Estados Unidos o Canadá, y con esto, construir un estilo de vida diferente para la familia, los pobres además de ser lo sustantivo del discurso político, son la sangre que oxigena la democracia a través de su voto, por eso hay que cuidarlos, hacerles entender o creer, que ellos son el pueblo y que con ellos todo, sin ellos nada.
También, hay que reconocer a los pobres que precisamente su pobreza fue el combustible de su decisión para estar donde están, enfrentar riesgos que van desde perder la vida, ser extorsionados, o pagar sumas desproporcionadas a su condición de pobres para llegar al país de los sueños.
Para entender un poco más la teoría de la pobreza como base de la democracia, hay que voltear a ver los modelos de países que han venerado la pobreza como base de su ideología política, también, hay que recordar que la negación es la base del problema que se quiere ocultar.