Por David Uriarte /
No es regla ni aplica para todos los casos, éstas son dos condiciones que les pasan a ciertas mujeres que incomodan o ahuyentan a ciertos hombres. Estas dos condiciones afectan la relación de manera definitiva cuando se presentan al inicio de la relación.
Hay hombres que duran en el cortejo meses, incluso años, tratando de seducir a la mujer, sin embargo, cuando al fin accede la mujer a relacionarse el hombre huye con un fervor igual o mayor que el de la conquista. A veces la mujer no sabe que pasó, no alcanza a comprender qué hizo o cuál es la causa de la ausencia y el silencio sepulcral del hombre. Cuando la relación persiste en un tono de amistad y la confianza alcanza para que ella le pregunte al hombre el porqué del enfriamiento, suceden dos cosas: o miente para no lastimarla, o le dice la verdad con el riego de pagar el precio de la distancia definitiva de la mujer que tanto buscó.
Las dos condiciones que alejan a muchos hombres de las mujeres que en su momento fueron las más codiciadas por su deseo son: el mal olor y el flujo vaginal.
El olfato es el único órgano de los sentidos que está conectado directamente al sistema límbico (el sistema límbico es el encargado de las emociones en los humanos). El olfato conecta fibras neuronales a la parte del cerebro que guarda la memoria emocional de la persona, además el olfato se relaciona con el sistema inmunológico y detecta moléculas que predicen la viabilidad reproductiva de la pareja, de tal suerte que el olor que le repugna a un hombre, puede ser el mismo olor que seduce a otro hombre.
En relación al flujo genital de las mujeres, los hombres suponen -aunque no sea cierto siempre-, que éste se debe a una infección de transmisión sexual producto de una relación coital previa o un desaseo persistente de la mujer. El olor de los estrógenos es una cosa, y el olor del sistema inmune otro, ambos olores viajan en el aire convirtiéndose en “perfume” de mujer.
En relación a los genitales, éstos tienen un olor sui generis, es decir, los genitales sólo huelen a genitales, pero cuando se infectan por hongos, bacterias, parásitos o virus, se vuelve un coctel repelente a los intereses y expectativas de muchos hombres.