Por David Uriarte /
La certidumbre de un regreso a clases en la Universidad Autónoma de Sinaloa se desvanece por diversas circunstancias, la infraestructura requiere una manita de tigre, es decir, después de 14 meses de soledad relativa, hay que verificar las condiciones sanitarias de cada unidad académica, agua, luz, equipos de cómputo, y hoy más que nunca la limpieza.
Si bien es cierto que la infraestructura es requisito indispensable para albergar a miles de estudiantes universitarios, qué decir de las condiciones de salud del personal académico, administrativo y operativo. La juventud de los estudiantes no es garantía de inmunidad, se tienen antecedentes de fallecimientos de estudiantes víctimas de la enfermedad viral, también personal activo y jubilado han sucumbido ante la pandemia. De los sobrevivientes del Sars-Cov2 no todos quedaron al 100, es decir, algunos vienen arrastrando secuelas que les impiden un buen desempeño físico o psicológico.
El tema de las vacunas de alguna manera está subsanado, prácticamente todo el personal ya está inmunizado, sin embargo, una cosa es la vacuna y otra cosa son los factores de riesgo o los grupos vulnerables. ¿Cómo vas a obligar al diabético, al hipertenso, al obeso, al que tiene una enfermedad que compromete su sistema inmunológico a que se exponga al contagio? Incluso, si está vacunado, es joven y no pertenece a ningún grupo vulnerable, hay una condición psicológica que le puede impedir la asistencia presencial: el miedo.
Entre la enfermedad real y el miedo existe poca diferencia, el miedo no permite el bienestar, ni la felicidad. Una persona con miedo es una persona que piensa en todo menos en su desempeño profesional o técnico, la ecuación para definir una estrategia funcional relativa al regreso a clases está complicada.
Todo depende del pronunciamiento de las autoridades universitarias, pero visto de fuera, son muchas cosas las que deben confluir para el desarrollo armónico de un regreso a clases en la modalidad presencial.
El confinamiento en casa fue súbito, el regreso a la actividad económica lento, y el regreso presencial a clases en las universidades públicas será progresivo.