Por David Uriarte
Mientras los gobiernos discuten sus diferencias o se declaran la guerra, los gobernados soportan todo tipo de alteraciones que afectan la vida y la esperanza, desde el cambio climático que amenaza a esta y las próximas generaciones, hasta las pandemias siniestras que entierra parte de la población como parte de su cuota de muerte.
La atención de los gobiernos está en el poder político y económico, en el control de la población, su voluntad, su comportamiento y su tributo, la atención de los gobernados está en la salud, la economía, y la seguridad, nada de eso controlan ellos, todo lo controla el gobierno.
Después de la vida, lo más preciado por el ser humano es la salud, salud física y mental, la población mundial fue una antes de la pandemia y otra después de ella, aún no se conocen bien las secuelas y sus alcances. Los que murieron son la evidencia del grado de letalidad de un virus pandémico, los sobrevivientes se dividen en los que al parecer superaron al virus sin más problemas que el miedo propio de una información desordenada y descontrolada por los gobiernos, y los que padecen secuelas que van desde leves hasta graves.
Hace cuatro décadas el mundo enfrentó un susto terrible cuando se descubrió el virus del SIDA, el Virus de la Inmunodeficiencia Humana, la infección y su percepción en aquel tiempo era apocalíptica, era sentencia de muerte… con el tiempo, los tratamientos, y la investigación, se llegó a la conclusión que no era para tanto, que las personas infectadas podían vivir con tratamientos específicos, bajo un control de su régimen alimenticio, ejercicio y una actitud mental positiva, cosa que ha sucedido y la letalidad prácticamente está bajo control.
Las enfermedades virales siguen sin control, siguen desafiando a la ciencia y la pregunta es la misma de hace décadas ¿Cómo es posible que una partícula diminuta ponga de rodillas a la población mundial? Y ¿Cómo es posible que, con tantos avances científicos y tecnológicos, no se logre controlarlos al cien por ciento?
El primer día del mes de diciembre, es un recordatorio mundial para todos, para construir conciencia de lo que implica la conducta de riesgo, las prácticas eróticas impulsivas sin considerar los verdaderos riesgos que implica la confianza extrema, o la ignorancia de un riesgo latente en la conducta motivada por el placer o la reproducción.
Prevención mata curación, prevención es todo.