Por David Uriarte /

El 28 de agosto se celebra en México el Día del Abuelo o el Día de los Abuelos. El significado de cualquier celebración, depende de las formas en que se vive la vida, es decir, que tanto le interesa a una persona el Día del Abuelo si no lo es, que tanto le interesa el día del padre a una persona que no es padre o no tiene la figura paterna presente en su vida, el día del niño es una fiesta para algunas familias que viven y conviven con los niños.

Las costumbres culturales son distintas en cada continente, en los países latinoamericanos, especialmente en México, la figura de la madre goza de una reverencia a toda prueba, la figura del padre luce un poco descolorida en su celebración, los niños tienen un reconocimiento a toda prueba en todo el mundo, pero los abuelos, tienen un lugar cuyo espectro es muy disímbolo.

Los abuelos representan para muchas familias el olvido de su génesis… para otras familias, son el frontispicio de la vida, el referente de la herencia, la representación del respeto a la vida, el ejemplo del esfuerzo, sacrificio, y eventualmente la raíz de la felicidad.

No se puede deshacer la relación de los abuelos con los nietos, sin nietos no hay abuelos, sin hijos no hay padres. No se trata de medir las generaciones por su importancia, se trata de entender el papel que le corresponde a cada generación.

No todo es ternura y amor, hay figuras de padres y abuelos que representan una maldición para sus hijos y nietos; hay padres que abandonaron a sus hijos, en consecuencia, no saben de sus nietos; también hay hijos desobligados en la relación de afecto con sus padres, incluso hay hijos que les niegan a sus padres el acercamiento con los nietos como muestra de las diferencias heredadas en la crianza del pasado.

Hay madres cuya vocación no les permite la crianza de sus hijos y terminan depositándolos en el seno de la familia de origen, hijos que construyen la figura de los abuelos como la figura de sus padres, abuelos que ven a sus nietos como sus hijos ante la orfandad emocional con sus padres.

Así como el apego de los padres con sus hijos tiene que ver con ciertas sustancias químicas en el cerebro, lo mismo ocurre con los abuelos y sus nietos, el apego o fortalecimiento de estos vínculos tiene que ver con una danza de hormonas y neuro hormonas en el cerebro.

La vivencia y la experiencia de ser abuelo, tiene significado único en quien lo disfruta.