Por David Uriarte /
La queja es propia de quienes ven frustradas sus ilusiones, el tema político se confunde con el tema partidista o de gobierno, hay quienes aseguran ser apartidistas y apolíticos, toda organización social implica un régimen político, ser activista o simpatizante; es otra cosa.
Los alcances de la política son como el agua que penetra, remoja o corroe cualquier estructura, con el tiempo la puede desmoronar o derrumbar, a veces cuando se toma conciencia ya es demasiado tarde.
La mejor demostración de civilidad o el mejor ejemplo para las nuevas generaciones, es la participación en las urnas, no importa la simpatía por el partido o los candidatos, lo que importa es la participación que fortalece la democracia.
La mejor recomendación para los jóvenes que usarán por primera vez su credencial de elector en el proceso electoral, es hacerlo con plena conciencia y libertad, para los que siempre participan, es que inviten a los demás, y quienes nunca lo haces bajo pretexto de su apatía sustentada en cualquier pretexto, que después no se quejen.
Las discusiones, los niveles de debate, la forma de dirigirse a sus iguales en las cámaras de diputados locales o federal, es el indicador preciso para tomar la decisión a la hora de votar por los diputados o senadores. La esencia de las discusiones, el objetivo de las iniciativas de ley, sobre todo su origen, deben ser el centro de la reflexión para observar el rumbo del país, en resumen, el futuro ya nos alcanzó en materia de régimen político y su destino.
Mientras los representantes hacen su trabajo -o debieran hacerlo en bien de la democracia y la sociedad-, los gobiernos hacen lo propio, los gobiernos locales administran las políticas públicas dejando evidencia clara de su tendencia ideológica y en consecuencia partidista.
Si la ideología -cualquiera que sea- lastima los derechos o las garantías constitucionales, entonces el destino social tomará otro rumbo, más aún si se pretende legitimar los atropellos modificando la Constitución para justificar caprichos o traicionar la confianza social, esto pone en riesgo la gobernabilidad, después no te quejes.
Otra visión puede ser que todas las iniciativas y acciones lleven como destino el paraíso que tanto anhela el pueblo, como la seguridad, la salud, la educación y la economía fuerte. Si lo que se desea no va junto con las acciones pertinentes, nunca se llegará al destino anhelado.
Sal a votar.