Por David Uriarte /
Estas dos palabras son responsables de dichas y sufrimientos en millones de personas en el mundo. Cuando la persona se sabe amada y deseada, es como tomarse un vaso con agua helada en medio de una sed ansiosa.
El deseo siempre se asocia al placer sexual y el amor al placer del afecto. La constante es el dinamismo de las variables, es decir, no siempre la persona vive deseada y amada, pero tampoco ni deseada ni amada, a veces deseada y no amada y en ocasiones amada y no deseada.
No es un trabalenguas, son las cuatro opciones del amor y el deseo que explicaré con ejemplos.
1) Diríamos que el estado ideal de la persona es vincularse de manera recíproca en el amor y el deseo, vivir con su pareja donde el deseo sexual mantiene el mismo ritmo, y el compromiso del amor se percibe de ambos lados.
2) Eventualmente las personas pueden experimentar vivencias donde ni el amor ni el deseo sexual son correspondidos, en otras palabras, están solos.
3) Puede ser que eres la persona más deseada sexualmente, eres una persona de “suerte”, casi a todo mundo le despiertas simpatías eróticas, pero en el terreno del amor estas vacía y sola.
4) Eres una persona apreciada por tu pareja, tu vinculación afectiva y el compromiso amoroso lo vives sin reservas, sin embargo, tu erotismo está desierto, abandonado, no formas parte del deseo sexual de tu pareja.
La diferencia entre lo que se tiene y lo que se necesita se llama problema, si no tienes deseo sexual y tu pareja tampoco, no habrá problema; pero si tu pareja siempre está deseoso sexualmente y tú eres prófugo del deseo, entonces los problemas están asegurados.
Si amas lo suficiente a tu pareja, pero no eres correspondido, transitarás carente del afecto que necesitas aunque en el terreno erótico exista empatía.
Las grandes tragedias humanas se derivan de las expectativas no cumplidas, generalmente las personas esperan dos cosas cuando viven en pareja: sentirse amados y deseados.
A veces las mujeres son muy deseadas por muchos, menos por su pareja, incluso pueden ser amadas por otros, menos por su pareja.
Algunas mujeres se sienten tristes al vivir constantemente acosadas en el terreno sexual, pero abandonadas en el terreno amoroso.