Aunque el coronavirus es un tema de salud pública, también se afectan las finanzas, el comercio, el empleo, la seguridad, la educación y por supuesto las políticas públicas de cualquier régimen político.

México no es la excepción, y el tema está contaminado con una política pública que privilegia la esperanza per se, y deja la regulación sanitaria y epidemiológica en manos de buenos técnicos que trastabillan ante el miedo de diferir con su jefe.

Las actividades educativas, industriales y comerciales en general, enfrentan una realidad cuyo piso y techo es financiero. La recesión económica en México sólo se ratificó ante el desempleo producto de la amenaza sanitaria, el dólar le pegó un coscorrón fortísimo al peso y lo derribó en el primer round, la medicina institucional y privada viven una crisis nunca vista, la falta de infraestructura solo puede ser suplida por las recomendaciones de aislamiento social e higiene personal.

El Presidente López Obrador sigue sus corazonadas mientras el Secretario de Salud está ausente, da la cara a la sociedad el subsecretario de Salud Lopez-Gatel, quien venía haciendo buen papel técnico hasta que le ganó la deshonestidad y derrapó en sus declaraciones con el ánimo de no hacer quedar mal a su jefe, ojalá esto no le pase al Dr. Efrén Encinas en Sinaloa.

Esto es entendible, aunque no aceptable en un mundo donde la alabanza es la mejor protección contra el despido laboral, sin embargo, el tema es delicado, -seguirle la onda al jefe puede comprometer la salud y la vida de muchos mexicanos-.

La política de salud pone a prueba el verdadero compromiso de un nuevo régimen como el que estamos estrenando, lo que está pasando no es la novedad, la novedad es el silencio de los partidos de oposición, el silencio de los líderes naturales, el silencio de los inconformes con el régimen. ¿Dónde están los líderes estatales del PRI, del PAN, del PRD, de Movimiento Ciudadano, y de todas las fuerzas políticas diferentes a MORENA?

Hay trabajo de proselitismo político, hay desespero por el posicionamiento en las preferencias electorales en Sinaloa, lo que no hay, es una postura coadyuvante para sortear la contingencia sanitaria.