Por David Uriarte /

Cuando el coraje se vuelve combustible para duplicar el trabajo, cumplir con las expectativas sociales, y dejar rastros envidiables en la historia política de un municipio, estado o país, entonces los gobernantes serán venerados por sus gobernados.

Cuando el coraje se vuelve vía de escape ante el incumplimiento de las promesas a los gobernados, y las expectativas sociales no se cumplen, entonces el coraje se vuelve estéril.

La parte cognitiva siempre busca la razón, las desgracias están llenas de razones que justifican los modelos fallidos de las instituciones encargadas de procurar la justicia, y prevenir el delito, para buscar la paz y tranquilidad de los ciudadanos.

Los modelos de gobiernos, de la administración pública, o de la vida pública como se le llama en el presente régimen político, pueden estar llenos de metodología científica y razones matemáticas para el cumplimiento de los objetivos, sin embargo, mientras la inseguridad, la pobreza, la enfermedad, y la ignorancia, prevalezcan, todos los proyectos permanecerán en al tambo del fracaso político y social.

Se necesita un coraje productivo, bañado de impulsos empáticos con los que sufren por la pérdida de sus seres queridos a manos de la delincuencia, se necesita un coraje acompañado de acciones inmediatas para sacar de la pobreza a los millones de mexicanos que su principal nutrición es la esperanza.

Se necesita coraje mezclado con honestidad para reestablecer un modelo de salud pública, donde la salud prevalezca muy por encima de la enfermedad, donde la esperanza de vida actual se supere; donde la calidad y estilo de vida pertenezca a una sociedad sana física y mentalmente.

Se necesita coraje acurrucado con las letras de la ciencia para sacar de la ignorancia a quienes, teniendo inteligencia, sólo les falta la oportunidad.

El coraje como impulso y emoción, debe encausarse por la vía de la productividad, por el camino de los resultados, por el camino que conduce a la seguridad. La carretera cuyo destino es la libertad económica, el atajo que supera la enfermedad para llegar a disfrutar de una verdadera salud, y la autopista que se aleja de la ignorancia para llegar a su destino que se llama educación.

No se trata de corajes estériles que sólo retratan mentes ofuscadas, se trata de corajes sanos, corajes que impulsen a Gobierno y gobernados a la ruta de la seguridad, la salud, y educación.