Para las comunidades mayo yoreme del norte de Sinaloa, en su preocupación por conservar vivas sus tradiciones y de que estas no se pierdan al paso el tiempo, cada celebración representa para ellos una forma de resistencia, compartió Stephanie Cortez Aguilar.
La docente de la Escuela de Ciencias Antropológicas, quien ha realizado trabajo de campo con sus alumnos, expresó que cada vez es más palpable la disminución de practicantes en sus propias festividades, una preocupación compartida de estas comunidades.
Con el objetivo de que estas tradiciones no desaparezcan, la antropóloga, a manera de invitación para que se conozca de esta bella cultura, habló de una celebración importante conocida como la “Danza de los Matachines”.
“En este trabajo de campo, nos compartieron que para ellos aparte de la Semana Santa, es la Danza de los Matachines la más importante en el año, ya que este ciclo festivo representa el principio de tres etapas”, señaló.
Esta festividad, describió, no es solo una celebración sino varias fiestas, iniciando el Día de Muertos, pues representa la apertura de las puertas del cielo; se van sumando fechas importantes como el 20 de Noviembre día de la Valvanera; la del 28 de noviembre que es la celebración de la Virgen del Rosario y el 8 de diciembre la celebración de la Virgen de la Concepción.
A este periodo de celebraciones se suma también la celebración de la Virgen de Guadalupe, cerrando esta primera etapa con la llegada o nacimiento del niño Dios el 25 de diciembre, la del 31 de diciembre para recibir año nuevo.
Cada celebración, dijo, suman un total de 7 domingos, todas de importancia pues en cada festividad hay un hilo conductor, por lo que rescatarlas para ellos representa sembrar el interés principalmente en los más jóvenes, como parte de un legado que se resiste a ser olvidado.
Esta cultura y cosmovisión de la comunidad mayo yoreme, que, si bien llegó con la presencia de los Jesuitas en el periodo de la Conquista, surgió un sincretismo donde cada una de estas fiestas contienen elementos de un pasado que traen un presente.
Este sentido, es que la Escuela de Antropología de la Universidad Autónoma de Sinaloa ha materializado las investigaciones de esta primera etapa en un texto para niños, con el objetivo de sembrar la semilla en las nuevas generaciones y que este legado de la comunidad de Charay, El Fuerte, perdure al paso del tiempo.