Por David Uriarte /

El pensamiento es la capacidad o potencialidad para construir ideas y representaciones de lo que sucede en el interior y el exterior de la persona.

Los mexicanos tienen pensamientos diversos dependiendo de las motivaciones propias, aunque todos necesitan respirar y comer, no todos necesitan pensar en los fenómenos políticos nacionales o internacionales aunque de alguna manera les afecte.

En la pirámide poblacional, hay clasificación por edad y sexo, también por actividad productiva, en esta categoría aparecen los políticos, una clase de trabajadores reducida que no supera el uno por ciento de la población total en México, pero tienen en sus manos el destino de 130 millones de personas.

Qué piensan los mexicanos de lo que ganan, de su estilo de vida, de sus vacaciones, de la educación de ellos y de sus familias, de la previsión social en caso de un daño a la salud; del sistema de justicia, del sistema de reclusorios, de las policías, del ejército, de la marina, de la guardia Nacional…

En fin, sólo se piensa en lo que motiva, y si no hay motivación para ciertos temas, tampoco hay pensamiento, mucho menos abstracción o análisis.

El promedio de las personas no piensan en el litio porque no necesitan el litio, aunque se esté fraguando una guerra por este metal en Sudamérica.

Muchas personas no piensan en la guerra porque no es su motivación aunque la industria de la guerra sea el tercer negocio más redituable en el mundo, y así podemos mencionar una serie de fenómenos sociales, económicos y políticos donde el pensamiento de la mayoría no toma conciencia de ellos.

El pensamiento es un proceso psicológico de riesgo, entre más conocimiento existe, más capacidad de pensamiento y análisis. Por eso no es de extrañar que existan mentes interesadas en cohibir el pensamiento crítico para evitar confrontaciones ideológicas donde la desigualdad busque el cauce de la igualdad.

Hay pensamientos reducidos y obtusos enraizados en los mitos y la ignorancia, también pensamientos perversos y retorcidos cuya lucidez busca la destrucción u opresión del otro, también hay pensamientos sanos que buscan el sentido de vida y la trascendencia.