La familia es una de las más importantes instituciones sociales y es a partir del vínculo que se ejercen valores, los principios morales y la fortaleza social.
Pero ¿cómo saber si vamos por el camino correcto? Tenemos que analizar algunos aspectos fundamentales como la forma en que educamos desde casa.
Las familias excepcionales son divertidas. Una parte fundamental de las familias con buenos principios, es la diversión, a veces los padres parecemos generales dirigiendo un grupo de soldados o en contraparte existen familias en donde los límites están ausentes.

“Las familias excepcionales deben construir relaciones a prueba de todo, fortalecidas en principios elevados”.

Las familias excepcionales deben construir relaciones a prueba de todo, fortalecidas en principios elevados, espirituales y morales ya que a través de esto su convivencia y confianza serán permanentes.
Debemos asumir que hoy en día las familias han dirigido sus esfuerzos hacia el tema económico, la mayor parte de los padres y las madres cuentan con poco tiempo para la convivencia, por todo ello la diversión queda en segundo plano.
Hemos equivocado el camino pensando que la compra de objetos sustituirá el afecto o el tiempo perdido. Por eso como padres debemos considerar la verdadera valía de nuestro tiempo con los hijos.
Una familia excepcional sabe cómo jugar, cómo divertirse, hoy las familias promedio son trabajo y nada más. Otro escenario es aquel en donde las familias se convierten en un negocio donde sus miembros son parte de una organización y no parte de un vínculo amoroso.
Tener comunión con los hijos es esencial, te preguntarás ¿comunión? ¿Cómo es eso? Si, la comunión va más allá de tener una relación, podemos tener una relación con un amigo, con un hermano, con familiares cercanos, pero la realidad es que comunión se tiene con la esposa o el esposo y con los hijos, la comunión está definida por la RAE como participación en lo común y ese vínculo sólo existe entre los miembros de una familia, mamá, papá e hijos.
Las familias y los padres especialmente tienen la enorme tarea de fomentar en sus hijos el crecimiento en muchos aspectos tales como el nivel intelectual, es decir motivar a los hijos a aprender cosas, a llevar cabalmente sus estudios, etcétera. Además del crecimiento intelectual, tenemos que motivar a crecer físicamente a los niños saludablemente, como padres estamos obligados a hacerlos crecer espiritualmente y socialmente. Los padres necesitamos ayudarles a los hijos a resolver sus problemas guiándoles, dejando que se equivoquen y que enfrenten sus conflictos de la mejor manera.
Otra de las situaciones que debemos aprender a ver es el propósito de nuestros hijos en la vida, enseñarles que hay situaciones que ayudan a formar nuestro carácter.
Las familias excepcionales se ayudan cuando se necesitan, trabajan unidos, enfrentan el fracaso o el rechazo juntos, aprenden a ser generosos y solidarios con los demás. A través de sus acciones demuestran el amor.

Colaboración de: Daniel Salamanca