Por David Uriarte /
Sin duda Culiacán es una de las ciudades más importantes de México, no se compara con el municipio de San Pedro Garza García de Nuevo León, uno de los más ricos e importantes en América Latina, pero si tiene una pluralidad que la ubica en la mente de todos los mexicanos y en la de muchos latinos.
Culiacán es epicentro de una cultura rica por su gente y su historia, es el paso privilegiado para llegar a la frontera de uno de los países más rico del mundo, es el granero del país, es tierra fértil para alimentar a México y parte del extranjero.
Culiacán enfrenta una deslumbrante referencia mundial, es el foco de atención por dar al mundo no sólo de comer, sino los mejores deportistas, medallistas olímpicos, sobre todo, mucha información para producir decenas de cortometrajes, historias, fábulas, material para la pantalla grande y chica, sin embargo, transitar las calles de Culiacán es otra cosa, es una experiencia intransferible, una vivencia monumental, privilegio de los lugareños y sus visitantes.
Culiacán enfrenta una etapa de transición socioeconómica, de ser una ciudad típica a un lugar de inversión económica, de construcciones verticales como reflejo de confianza a la gente trabajadora y de los inversionistas que le apuestan a la recuperación de sus inversiones gracias al crecimiento constante de una ciudad de vanguardia.
No se necesita ser muy inteligente para saber que donde hay muchos hospitales es que hay muchos enfermos; así mismo, si hay muchos bancos es que hay mucho dinero, inversiones, crecimiento, desarrollo, oportunidades para empleados y empleadores, comercio, industria, y servicios técnicos-profesionales.
Se puede afirmar que la joya de la corona en Culiacán es la industria restaurantera, no existe paladar que se resista a las exquisiteces de la cocina regional, en todo el mundo se habla de esa sazón inconfundible de la cocina culichi, si algún extranjero o incrédulo piensa que sólo son palabras, tiene que hacer un recorrido por las rutas o corredores gastronómicos de Culiacán y confirmar lo dicho.
Culiacán es una ciudad cuyo toque de autenticidad es mezcla del empuje de la zona serrana, con las oportunidades que ofrece una tierra generosa producto de la sabia depositada por sus ríos antes de llegar al mar, las condiciones de su clima depositan en los genes de sus habitantes un toque de excentricidad, algo que los hace únicos e irrepetibles.
Así está Culiacán.