Por David Uriarte /
Todos los epilépticos que convulsionan se parecen, y todos los políticos que hablan, hablan y hablan, también se parecen.
El récord de los discursos de Fidel Castro es de poco más de siete horas en la Asamblea Nacional Cubana en 1998, y en promedio sus discursos eran de cuatro horas, algo parecido a los discursos de Hugo Chávez y ahora Nicolás Maduro en Venezuela, y López Obrador en México.
En lugar de criticar estos perfiles, mejor hay que buscar una explicación neurocientífica: ¿Cómo es que algunos hombres fluyen a través de la verborrea? Lo primero que hay que entender es lo que dice la doctora Louann Brizendine en su libro “El Cerebro Femenino”: –En la octava semana de gestación se registrará un enorme flujo de testosterona que convertirá este cerebro unisex en masculino, matando algunas celular en los centros de comunicación y haciendo crecer otras más en los centros sexuales y de agresión-.
La neuropsiquiatra de la Universidad de California, se refiere a la evolución natural de los cerebros masculinos y femeninos, dicho de otra manera, los embriones masculinos a partir de las 8 semanas, sintetizan y liberan dos hormonas, una de ellas es la testosterona fetal, cosa que no sucede en los cerebros femeninos.
La neurociencia demuestra que la testosterona fetal inhibe el crecimiento de los circuitos de la verbalización, esto hace que los hombres en general hablen menos. Si en el crecimiento embrionario no hubo la suficiente testosterona fetal, entonces tendremos cerebros poco masculinizados y en consecuencia, muy parecidos a los cerebros femeninos.
La doctora Marianne J. Legato, investigadora y fundadora de la Sociedad para la Medicina Específica de Género en la Universidad de Columbia, comenta en su libro “Por qué los hombres nunca recuerdan y las mujeres nunca olvidan”, que, cuanto más alto es el nivel de testosterona en los varones normales, menos habilidad verbal tienen.
Para evitar juicios, mejor hay que consultar a la ciencia, todo tiene una explicación. El diseño del cerebro masculino es de pocas palabras, afectos reducidos, erotismo activo y agresión potencial. Es evidente la importancia de un embarazo sano.