Por David Uriarte /
Ni Adán Augusto López Hernández ni Ricardo Monreal Ávila son chicas palomas, es decir, representan mucho más de lo que aparentan en todos los sentidos, ambos tienen la misma cicatriz que les dejó la supuesta búsqueda de la presidencia, ambos trabajan de manera diferente la frustración de la espera o la posible ida del tren cuando de aspiraciones presidenciales se trata.
La única manera de hablar de la fortuna económica de ambos, es tener los estados de cuentas de ellos, la relación de sus bienes, empresas, o incluso, conocer los posibles prestanombres en caso de que existieran, mientras tanto, sería especulaciones y les asiste el beneficio de la duda.
Lo evidente es el peso específico de cada uno de ellos en la política partidista y sus representaciones parlamentarias, de entrada, la trayectoria política y académica de Ricardo Monreal es su carta de presentación, Adán Augusto, en su momento, el expresidente habló de él como su hermano, el grado de afecto de AMLO ubicó a López Hernández en el escenario de la competitividad política, muchos aseguraban que era la carta tapada de su amigo López Obrador.
Llega el momento donde las variables como la edad pesan en las decisiones y futuro político de quienes aspiran a gobernar un país como México, aunque muchos no lo crean, Adán Augusto tiene 61 años y Ricardo Monreal 64, el primero tendría 66 años si sus aspiraciones se cumplieran y el segundo 70, sin problema considerando que Joe Biden llego a la presidencia de los Estados Unidos a los 78 años y Donald Trump regresa a los 78 años también.
Una cosa es la edad y otra cosa son los haberes políticos, la habilidad para sumar, para conciliar, negociar y redireccionar el destino anhelado, en este sentido, Ricardo Monreal aglutina casi todas las cualidades, sin embargo, le faltaría una muy importante; la cercanía con López Obrador y con Claudia Sheinbaum.
Como pasa en las grandes familias, los padres quieren poner orden y control en la conducta de los hijos, pero el rencor y la competitividad es tal, que no es posible. Como dicen los clásicos del boxeo, -hay tiro-, sin duda, la habilidad discursiva de Monreal es mejor que la de Adán Augusto, pero el jab de la información que atesora López Hernández en contra de Monreal puede ser el ‘knock out’.
Dicho por Adán Augusto, los negocitos de Monreal pueden ser la cascara que lo hagan resbalar quebrando sus aspiraciones.