Por David Uriarte /

 

La suma de problemas, asuntos inconclusos o casos no resueltos en una ciudad, pueden ser las chispas que provoquen un incendio político de magnitudes incontrolables.

Lo que puede ser una buena idea, termina siendo el hazme reír de quien la plantea, el principio de un encono social, o la chispa que incendie los ánimos de los afectados.

Temas sensibles como el Jardín Botánico, “el pulmón de Culiacán”, el lugar de promoción turística de la “Ciudad capital”, miden la sensibilidad política de la autoridad.

Otra chispa latente es el tema de los CEPROFIES (Certificado de Promoción Fiscal del Estado de Sinaloa), que promueve las reducciones en contribuciones locales y estatales a las empresas que se comprometen con el desarrollo económico del estado a través de la generación de empleos.

Empecinarse escudado en la razón jurídica, puede provocar desencanto social, huida de la inversión local y extranjera, o dejar ver la cara mercenaria de un modelo económico que privilegia la recaudación por encima del crecimiento y beneficio social.

Seguir de manera obsesiva el desempeño del recurso humano, perder la confianza en los mandos medios para auditar directamente la hora de entrada y salida de los empleados municipales, es la siembra del virus de la animadversión a la figura de autoridad que tarde o temprano se revertirá.

Quedarse en el tiempo de campaña, y asumir actitudes revanchistas con los grupos o líderes que no simpatizaron con su proyecto político, es venderse en modo reducido, es invitar y promover la resta olvidando el principio elemental de la suma y la multiplicación en la política.

Respirar egolatría y expirar reproches a todo aquello diferente a la manera de pensar, es dejar poco a la imaginación de una personalidad ávida de reconocimiento y vacía de la más elemental empatía.

Repetir constantemente “yo soy el jefe”, “yo soy el que manda”, “yo decido”, es la proyección de una incredulidad de los propios logros.

Reaccionar de manera imprudente a las diferencias o planteamientos provocadores, habla por sí mismo de un control de impulsos disfuncional, estas son algunas chispas que pueden incendiar Culiacán; sino, al tiempo.