Por David Uriarte /

“Lo que de aquí para allá es de subida, de allá para acá es de bajada” dice el filósofo de Güemes… Lo que para muchos es motivo de fiesta y algarabía, por el decreto que regula la estancia en el país de vehículos de procedencia extranjera, para otros es motivo de tristeza; los primeros son muchos, los segundos son pocos.

Aquellos que de laguna manera o por algún motivo introdujeron un vehículo de procedencia extranjera a México, hoy tienen la oportunidad de legalizar su estancia, portar sus placas, tener su tarjeta de circulación y su póliza de cobertura amplia o limitada.

No todos los estados de la república pueden hacer esto, sólo aquellos donde el presidente López Obrador ha dado la instrucción a través del decreto publicado en el diario oficial de la federación.

Como siempre, el que pega primero pega dos veces, es decir, los partidos políticos que están al pendiente de las coyunturas sociales capitalizan de inmediato la gestión de los beneficios para grupos específicos -en este caso- el Partido Sinaloense, específicamente el diputado presidente de la Mesa Directiva de la actual legislatura, Gene René Bojórquez Ruiz, apuntaló a los miles de propietarios de los famosos vehículos “chocolates”.

Dicho sea de paso, estas unidades motrices representan un riesgo mayor que las registradas o controladas por el Estado, cuando de infracciones, accidentes, o ilícitos se trata, en múltiples ocasiones los únicos datos que hay después de un siniestro son los comentarios de que se trata de un “carro chocolate”, o bien algún registro que no existe en la base de datos oficiales.

La verdad amarga alcanza a los concesionarios o distribuidores de vehículos nuevos, mientras el propietario del “carro chocolate” presume la facilidad de introducir a territorio mexicano un vehículo, y ahora la facilidad de hacer un pago simbólico para portar sus placas y circular sin problemas; los propietarios de vehículos comprados en territorio mexicano se ven en desventaja por los costos en las agencias distribuidoras.

De cualquier manera, es mejor tener un control oficial del parque vehicular en México y los estados, es mejor saber de quién es el vehículo y donde está el domicilio de su propietario en caso de accidentes de cualquier tipo.

Otra parte amarga de este fenómeno económico-social, es la contaminación, los vehículos introducidos con siete años de antigüedad son altamente contaminantes, la tendencia mundial son los carros híbridos y los eléctricos.

México convertido en yonke de USA.