Por David Uriarte /

El 4 de abril, -Domingo de Ramos- se acaba la ‘capirotada’, esa tradición hecha comida… tradición que viene desde la colonia, es decir desde hace tres siglos o más. Pero la ‘capirotada política’ seguirá hasta el día de la elección que será el domingo 6 de junio.

La mezcla de ideales, intereses, actitudes y prácticas políticas, se combinan con la tradición y los intereses del momento. La Cuarta Transformación vino a convencer a muchos de los que decían tener la camiseta bien puesta en cuanto a los ideales de sus partidos.

Hoy vemos a panistas mezclarse con perredistas y priistas, morenistas con pasistas, priistas que dejan el carril para incorporarse a otro partido que jamás se imaginaron; remedos de políticos que recorren en cada elección un partido diferente, en fin toda una ‘capirotada política’.

La analogía más parecida son los fieles que siempre defendieron su religión y ahora la denostan y se suman al redil de la religión de enfrente. En la ‘capirotada política’ las creencias son lo de menos, la conveniencia es lo mejor; aquellos que se rasgaban las vestiduras en defensa de sus ideales políticos, hoy las critican y enarbolan causas que antes criticaban, esa es la ‘capirotada política’.

Se van a poner interesantes las campañas políticas, ¿Qué van a ofrecer los candidatos? ¿Les va a creer la sociedad? ¿Van a votar por ellos o simplemente les van a seguir la “onda”?

Es probable que nuevamente la sociedad se las apliquen a los candidatos y a todos les digan que sí van a votar por ellos, y a la hora de la hora el engaño vuelve aparecer como apareció en las elecciones del 2018.

Parece que los votantes además de los regalos propios de los candidatos, despensas -entre otros-, recibirán becas, pagos por adultez o incapacidad; y al final direccionarán su voto al partido y los candidatos que les garantizan su “bienestar” económico.

Si una de las crisis que enfrenta la población mexicana en más del 50% es la pobreza, entonces quien les garantice un ingreso por lo menos para comer y solucionar lo básico, ese será el que gane los votos. Si así fuera la realidad, entonces ya se puede anticipar de qué partido serán los candidatos ganadores en su mayoría. Esta es la ‘capirotada política’.