Por David Uriarte /

El aprendizaje del humano tiene que ver con la cultura, se aprende o se repiten los modelos de conducta de la familia y los pares, el comportamiento se disuelve en la vida de relación, se aprenden guiones sociales cuando se asiste a un velorio, a una boda, reunión de amigos, de negocios, en fin… se aprende a socializar, aunque en la intimidad la persona sea todo lo contrario, a veces la simpatía radiante de algunas personas no es más que la máscara hipócrita de una realidad totalmente opuesta.

Dentro de los aprendizajes sociales, hay contenidos protocolarios, vacíos, cuyo significado está distante entre el que lo dice y el que lo escucha, por ejemplo, en un velorio, quien se acerca al doliente o familiar de la persona fallecida le expresa: “te acompaño en tu sentimiento” o “lo siento mucho”. ¿Realmente lo acompaña en el sentimiento de sufrimiento si es el caso? ¿O realmente lo siente mucho? ¿O solo cumple con un protocolo social? Expresa un aprendizaje aprendido cuyo guion hay que decir al pie de la letra.

En el mejor de los casos pueden ser buenas intenciones, cuando se escuchan historias trágicas como enfermedades terminales, incurables, o catastróficas, las personas terminan diciendo, “no te preocupes, se va a mejorar”, “se va a poner bien”, “ten fe”, “estamos orando por él”, una serie de buenas intenciones que solo aligeran la carga emocional de los familiares consientes del final garantizado.

La sociedad vende barato los conceptos de los buenos deseos, los repite y repite como una letanía protocolaria que cumple con las normas de las buenas costumbres, aunque atrás de esas palabras persista la hipocresía de una sociedad que ha aprendido a mentir, a veces sin darse cuenta.

Los deseos huérfanos de viabilidad, son palabras de adorno, frases que intentan convertirse en una pomada paliativa para cumplir con el manual de las buenas costumbres o el manual de buena urbanidad.

Te deseo lo mejor suena diferente a, te deseo lo peor, aunque ninguna sentencia de las dos tiene garantía, el impacto emocional es diferente… la primera frase puede generar compasión y bienestar; la segunda todo lo contrario, puede despertar emociones negativas que despierten la parte agresiva o violenta de la persona.

Los problemas políticos, económicos, sociales o personales, pueden ser bombardeados con buenos deseos, la solución de los mismos tiene que ver con otra cosa.