Por David Uriarte /

La mente sana quiere ver y escuchar buenas noticias, oír o vivir las tragedias de los tsunamis, de las lluvias torrenciales, de los desastres que dejan a su paso huracanes como ‘Otis’ en Guerrero, en estos días en Nuevo León y Tamaulipas, temblores amenazantes a la paz y tranquilidad, todo esto pone los nervios de punta, más si se trata de la familia. Sin embargo, poco a poco los humanos entran en una condición de costumbre, de adaptación, de aprendizaje, y la capacidad de asombro se pierde para integrarse como parte de lo normal.

Normalizar las tragedias es deshumanizar a la sociedad, es convertirse en un espectador sin emociones, es cuidar cada quien su lugar dejando de lado el lugar de los otros, esta es la deshumanización paulatina imperceptible para muchos.

Levantarse con la noticia del triunfo de los atletas mexicanos, con la mejora en la calidad y estilo de vida de los mexicanos, con los mejores resultados en las pruebas de aprovechamiento académico de nuestros alumnos, con las preseas en las olimpiadas en matemáticas o ciencia, con la novedad que no hay enfermedades prevenibles por vacunación, porque todos los niños tienen todas las vacunas, estas son buenas noticias que las familias quieren escuchar y disfrutar.

Los temas de la vida, la seguridad, la salud, educación y economía, son temas con dos caras, vida o muerte, seguridad o inseguridad, salud o enfermedad, educación o ignorancia, pobreza o riqueza, es obvio que una mente sana quiere vida, seguridad, salud, educación y riqueza.

Las guerras activas y pasadas dejan una marca de sangre, una muestra del grado de civilidad de los gobernantes, una sensibilidad que antepone intereses políticos, dejando de lado el humanismo esperado, un despreció evidente por la vida y seguridad de los gobernados.

Lo mismo ocurre con el tema de la salud, sistemas de salud precarios, deficientes, partiendo la sociedad en dos: aquellos que tienen suficiente dinero para solventar sus problemas de salud, y aquellos resignados a las migajas de lo que hay en materia de salud.

Buscar buenas noticias es tarea posible, aun dentro de la precariedad, hay cosas rescatables como la preparación de los alumnos de la facultad de medicina de las universidades públicas, para los derrotistas que sólo ven el vaso medio vacío, la buena noticia es que se puede ver medio lleno.