Por David Uriarte /
Al revisar las estadísticas de las múltiples variables de la administración pública en México, se encuentran dos opciones, la interpretación fría de los números, o la interpretación apasionada de los que están de acuerdo y los que no están de acuerdo con la realidad.
El tema de la economía tiene preocupados a empresarios y trabajadores, a lo mejor menos al Gobierno en tanto ellos tienen “otros datos”, lo mismo sucede en el tema de la inseguridad.
La verdad es más grande que los números; estamos hablando de personas, de familias, de pueblos asustados por la realidad que impera. Sin embargo, la frialdad con que se aborda el tema refleja también la frialdad empática con una sociedad que se desangra y pierde lo más valioso: la vida.
Los que ya perdieron la vida, hoy son estadística; pero los que perdieron un familiar y siguen asustados, con desesperanza, con miedo, esos forman una estadística de subregistro, una estadística difícil de medir, y un grupo de la sociedad que nunca podrá recuperar lo que perdió.
Hay cosas que se componen o arreglan con las palabras y los discursos, sin embargo, hay otras que no se van a recuperar o arreglar jamás… son perdidas que manchan la vida, son duelos que pasan a la cronicidad, son almas que a veces ya no se recuperan, que sobreviven en la neblina de la desesperanza y la resignación.
La amenaza mundial de la epidemia del coronavirus sólo viene a promover el apocalipsis imaginario de cualquier mortal, los sanos tienen miedo de enfermar y los enfermos tienen pánico de adquirir un cargo más a su deteriorada enfermedad.
Sólo se valora la salud cuando aparece la enfermedad; si la enfermedad es infecciosa, existen muchas posibilidades de superarla con los antibióticos de nueva generación, pero si la enfermedad es de las crónico-degenerativas o neoplásicas (cáncer), las cosas se ponen de pronóstico catastrófico.
Los que piensan que los servicios de salud en México están bien, que hagan un recorrido por las salas de urgencias de cualquier hospital, y si pueden, hagan cotizaciones de los insumos hospitalarios. Bendita salud física, mental, y social.