Por David Uriarte /
Algunos quieren venderle chiles a Herdez, es decir, quieren marcar la ruta de trabajo, en este caso, a una experta en negociación política, a una política de tiempo completo, a un cuadro valioso que llegó temprano al quehacer político, a lo mejor tarde a la contienda por la presidencia de la república.
La experiencia de Beatriz Paredes es incuestionable como incuestionable es su pulcritud en el desempeño de tareas partidistas, institucional a carta cabal, pero no ingenua, sabe perfectamente cómo se trabaja en la cúpula del poder partidista y en la cúpula del gobierno, conoce de negociaciones y sabe de los tiempos, del reloj político y biológico.
Al subirse a la contienda interna del frente amplio por México, sabía de antemano lo que era navegar en las corrientes encontradas y tormentosas de partidos políticos diferentes al suyo, sabía que le alcanzaba para llegar hasta el final y que dejaría en el camino a sus compañeros de partido, lo que no podía dimensionar en ese momento, mucho menos saber, era que el Presidente iba ser el mejor promotor e impulsor de Xóchitl Gálvez.
Beatriz Paredes dio cátedra en los debates que no fueron debates, al final dijo, -siempre he dicho que soy mujer de misiones, y no de puestos, y este es un momento para demostrarlo-.
Las críticas sobre el PRI y sus fichas, especialmente la que desplazó a una figura como Enrique de la Madrid, siempre estarán presentes, es parte del juego democratizador de la vida pública, sin embargo, la dinámica que impuso el partido en el poder, construyó nuevos rumbos con nuevas oportunidades, esta es la primera parte de una historia que apenas empieza a escribirse.
Ni la presencia de Beatriz Paredes quien fue recibida de regreso en el senado con aplausos espontáneos, ni la aparente unión de los tres partidos de oposición, ni la presencia de Xóchitl Gálvez como finalista del proyecto del Frente Amplio por México, son garantía de triunfo… Tal vez, si Dante Delgado hubiera dejado de lado su percepción ególatra o su negocio, se pudiera hablar de una consolidación de los partidos de oposición como ruta de triunfo y recuperación de la Presidencia.
De cualquier manera, Beatriz Paredes pasará a la historia como una política excepcional que intentó sumar voluntades y simpatías en una sociedad fracturada, en una clase política polarizada, en un momento donde la oscuridad empieza a recibir rayos luminosos.