Por David Uriarte /

Ya no se sabe si hay más salud o más enfermedad, lo cierto es que muchas enfermedades y condiciones médicas tienen un día en el año para recordarlas o concientizar a la población sobre su presencia e impacto en la vida.

Hay enfermedades que si bien es cierto las padece una persona, su familia y la sociedad se ven involucradas también, no existen enfermedades buenas como tal, todas representan un quebranto a la salud, sin embargo, hay de enfermedades a enfermedades, no es lo mismo un cáncer de páncreas que una sindactilia (dedos fusionados); no es lo mismo un trastorno del neurodesarrollo en un recién nacido a una demencia de origen vascular en una persona de ochenta años.

A veces la única manera de valorar la salud es conocer de cerca la enfermedad, hay enfermedades que llegan para quedarse. Conservar la salud es un ideal que puede durar muchos años hasta que la muerte sorprende al individuo, incluso a pesar de estar clínicamente sanos, la muerte es lo único seguro que tiene cualquier ser vivo, como reza el adagio -Dios siempre perdona, las personas a veces, pero el tiempo: nunca-.

Privilegiar la salud tiene doble beneficio, disfrutar de las bondades de un cuerpo sano física y mentalmente, y una calidad de vida hasta que esta se extinga.

A estas alturas, aún existen personas que confunden estilo de vida con calidad de vida. Es precisamente el estilo de vida lo que puede fortalecer o deteriorar la calidad de vida del ser humano. El Día Mundial de la Salud es un recordatorio para toda la humanidad, es una llamada de atención para quienes tienen un estilo de vida socialmente aplaudido, pero funcionalmente reprobado.

Hay quienes presumen la ingesta de alcohol en recipientes y marcas caras, al final, lo que perjudica a la persona son los estragos del alcohol, no el costo del mismo, otros siguen pensando que entre más caro el platillo, más nutritivo, por supuesto que no hay nada más alejado de la realidad.

Los alimentos y nutrientes básicos en el humano siguen siendo los mismos de hace cinco mil años: carbohidratos, grasa, y proteínas, aderezadas con la dosis suficiente de vitaminas y minerales.

La salud se convierte un objetivo específico para cualquier persona, pero la enfermedad empieza a traslaparse como la humedad… hasta el equilibrio se pierde y prevalece la enfermedad acelerando la muerte.