La construcción de paz es un tema que nos compete a todos y cada uno de quienes formamos parte de nuestra comunidad, es un camino grato pero retador. Ya seas estudiante, profesionista, policía, madre o padre de familia, ya sea que profeses alguna religión, comulgues con alguna agrupación política o no; con toda seguridad puedo afirmarte que la construcción de paz requiere de tu participación que hay un espacio para ti en este gran engranaje, un espacio que nadie más que tú puede ocupar.
La paz, podemos entenderla de una manera muy sencilla como el equilibrio y armonía entre las partes de un todo. Ya sea dentro de un solo individuo al mantener una armonía entre el pensamiento, las emociones, nuestras palabras y nuestras acciones. O bien, en un grupo social o comunidad, esos elementos a armonizar somos los individuos que lo conformamos.
El arte permite expresar ideas, emociones, percepciones y sensaciones. A través de esta actividad creativa los individuos podemos incidir en la realidad; darle forma, gestar y compartir con otros un poco de nuestra realidad subjetiva, de nuestro mundo interno. Que si bien se nutre de las experiencias que nos brinda la realidad circundante es a través del proceso creativo que se impregna de la historia, mística y visión del artista. Por lo tanto, es un excelente vehículo de expresión individual, pero a su vez de conexión entre semejantes, por tal motivo resulta una herramienta muy eficaz para la construcción de paz.
Impulsar el ímpetu creativo y motivar la expresión artística en nuestra comunidad es fundamental para construir puentes entre cada uno de nosotros que nos acerquen a la realidad subjetiva en la cual estamos inmersos, que nos conecte y nos lleve a reconocer en el otro la propia humanidad. El arte enriquece a todo ser humano, pero es sobre todo en los niños y jóvenes que puede tener un efecto transformador no sólo de su vida, sino también de toda nuestra comunidad. Ya que los propios jóvenes, sobre todo en la adolescencia están en la búsqueda de su propia identidad y generando un sentido de pertenencia social, por lo cual ser reconocidos por sus semejantes es fundamental. Y si bien existen muchas actividades con las que pueden obtener este reconocimiento y generación de identidad propia, la expresión artística es una de las más sanas y efectivas.
Como sociedad debemos de abrir espacios y brindar oportunidades a los adolescentes para que exploren y jueguen con su capacidad creativa a través de diversas disciplinas artísticas, pues si no somos capaces de ofrecer estos caminos, la delincuencia puede ofrecerles el falso reconocimiento social y sentido de pertenencia que a muchos les resulta atractivo, pero a todos nos resulta perjudicial.
La construcción de paz requiere de muchas y diversas manos, podemos generarla a través de distintos caminos, el arte en cualquiera de sus expresiones es uno de ellos y en mi punto de vista debemos transitarlo mucho más como comunidad. Si tú amigo lector eres un artista, comparte tu obra y experiencia con los más jóvenes, inspíralos y motívalos a participar. Si eres padre o madre de familia acerca a tus hijos a este camino y aplaude sus logros por pequeños que te parezcan. Si te gusta crear comparte tu obra, si eres espectador disfruta al máximo y contagia a quienes te rodeen. Inundemos nuestras ciudades con pintura, música, teatro o cualquier expresión artística. Restémosle con ello espacio a las balas, al crimen y la violencia. Sé consciente de que todos debemos involucrarnos de una forma u otra.
La construcción de paz depende de todos, por eso… #EmpiezoPorMí.
Iván Velázquez Aréchiga
Ciudadano, pacifista, papá de Rebequita y director de Suma, Sociedad Unida, IAP.