Por David Uriarte /

De todo se aprende, los que van a la escuela aprenden y los que no, también.

Los aprendizajes son producto de las vivencias, ya sea como protagonista o como espectador, hay aprendizajes activos y aprendizajes pasivos, hay experiencias traumáticas y experiencias placenteras, el transcurso de la vida obedece a variables aritméticas de sumas o restas, multiplicaciones o divisiones.

Desde el año 2019, fecha cuando se acuñó el concepto de ‘culiacanazo’, los habitantes de la capital del estado de Sinaloa, han aprendido a leer las distintas manifestaciones sociales, informativas, oficiales, y extraoficiales, han entendido que hay dos tipos de cosas: las que dependen de ellos y las que no dependen de ellos.

Lo que depende de los habitantes, es protegerse, informarse, ser prudentes, permanecer lo menos expuestos, y curiosamente, se han convertido en la fuente de información para los programas y líderes de noticias, principalmente en la radio y las redes sociales.

Lo que no depende de los habitantes de Culiacán, son los enfrentamientos entre civiles armados o los enfrentamientos entre civiles armados y las fuerzas del orden público local o federal.

Los habitantes de Culiacán han aprendido a mantener la calma, se han acostumbrado al sonido de las armas de fuego y al sobrevuelo de helicópteros sobre la ciudad y lugares aledaños, esto es fácil de entender por lo repetitivo de los hechos en la historia reciente, sin embargo, no dejemos de lado algo sumamente interesante, la incorporación de experiencias traumáticas para los menores de edad, principalmente niños en edad escolar.

La alegría de los niños y sus padres cuando van rumbo a la escuela, estrenar por primera vez el uniforme escolar, establecer rutas y tiempos para hacerlos funcionar con los horarios de trabajo de los padres.

Estas experiencias de los niños y sus padres, también son aprendizajes que se incorporan como experiencias únicas en la vida de ambos, experiencias de vida que podrán recordar con alegría en los anecdotarios familiares y sociales.

Estos aprendizajes sanos, se ven manchados con los aprendizajes traumáticos de las alertas cuando hay violencia, enfrentamientos con daños colaterales, e información que no cura el daño emocional de los niños, el niño no puede entender cuando escucha que la ola de violencia que se vive en Culiacán, se trata de disputa entre grupos criminales.