Por David Uriarte /

Por fin se abre una puerta a nivel federal para negociar las diferencias en el conflicto de la UAS y el Gobierno del Estado, es la hora de conciliar, de reducir a su mínima expresión las razones que obstruyen el camino del funcionamiento adecuado de la casa de estudios y dejar camino abierto a la gobernabilidad esperada por la sociedad sinaloense.

No puede ser una competencia de poder u obstinación, tiene que ser una expresión de civilidad, flexibilidad, prudencia y por supuesto justicia.

El tiempo ya demostró que lo peor que le puede pasar a este conflicto, es eternizarse, alargarse en el supuesto de la razón esgrimida por cada una de las partes; no se debe llegar al extremo donde ambas partes pierdan la credibilidad acumulada por años, la UAS es un referente social, y el Gobierno una esperanza de la administración de la democracia.

Ambas partes se la han pasado en los últimos doce meses entre denuncias, audiencias, sentencias, amparos, en franca lucha de poder, mientras tanto, la sociedad se convierte en observadora que se empieza a cansar, empieza a evaluar el comportamiento de las partes para tomar decisiones que se verán en las inscripciones de la casa de estudios y en las urnas electorales el próximo 02 de junio.

Por fin, la inteligencia toco la puerta de las decisiones, y en un gesto de sabiduría política, la ayudantía del presidente AMLO, buscó a los líderes universitarios para ofrecerles una reunión de distensión donde estarán representantes de la Secretaría de Gobernación, de la Secretaría de Educación Pública, y de la UAS.

En la visita del presidente por Sinaloa, primero en el municipio de Concordia y al día siguiente en el puerto de Mazatlán, la UAS dio muestra de su unidad e inconformidad, los ojos y oídos de la inteligencia del Gobierno Federal pulsaron el clima que existe entre la UAS y el Gobierno, tomando la decisión salomónica de promover el acercamiento entre las partes involucradas para construir acuerdos y ponerle fin al conflicto que ya cumplió un año.

Con este gesto, el subsecretario de educación superior, Luciano Concheiro Bórquez y la sinaloense Carmen Enedina Rodríguez Armenta, directora general de educación superior en el gobierno federal, retomaran el cauce de la posible solución del conflicto, junto a las autoridades de la secretaría de gobernación, por fin el engrane de la negociación, empuja la rueda de la solución.