MICIUDAD.MX / Nunca en la historia de México un presidente electo había tenido un despacho itinerante, es decir, para AMLO la presidencia está donde está él y punto. Al día siguiente de saberse ganador, el presidente electo empezó a ordenar, a marcar la pauta de lo que será su gobierno y su gabinete.

Guardada toda proporción, Jesús Valdés, presidente electo del PRI en Sinaloa, ya anda en gira de agradecimiento por los municipios que le brindaron el apoyo. ¿Será por las vísperas navideñas que algunos presidentes de los comités directivos municipales están entregando la cartita, y haciendo sus pedidos a la investidura de Valdés Palazuelos?

Tal vez, o será que en su desesperación están anticipándose a lo que ven venir dentro de tres años, solo ellos lo saben. Al presidente electo del tricolor solo le queda seguir aprendiendo y aguantando los reclamos internos de su partido, y los reclamos externos de los dolidos.

La simpatía de Jesús Valdés no está a discusión, su capacidad tampoco, lo que está a discusión son las condiciones en las que encuentra al instituto político, el apoyo partidista del gobernador que según se desprende de sus declaraciones en días pasados, se deslinda de colores y desconoce de manera tácita su vínculo con el PRI.

Ya antes, el gobernador había manifestado su simpatía por el hoy senador morenista Rubén Rocha Moya, por eso, las afirmaciones de muchos, es que el candidato de Quirino para la próxima gubernatura es Rocha Moya.

Con esta realidad subjetiva tiene que trabajar Jesús Valdés, claro que por su disciplina política, seguirá diciendo que no pasa nada, aun cuando encuentre evidencias del trabajo de gente de su partido quienes de manera subrepticia o “por debajo del agua”, se sumaron para entronizar al hoy electo AMLO.

De cualquier forma, estos actos anticipados de Jesús Valdés y sus encuentros afortunados y otros no tanto con las dirigencias que lo posicionaron como el único candidato, lo tienen más preocupado que contento.

Los actos anticipados de AMLO, revelan una línea de poder evidente, y los actos anticipados de Chuy Valdés, revelan una evidente estrategia para recuperar el poder.

 

Te puede interesar:

La vergüenza de ser “servidor público”